Opinión

Los 400 € de Iceta o cómo tirar el dinero

Los jóvenes que tengan 18 años o los cumplan este año ya pueden solicitar el bono joven cultural de 400 euros. Patrocinado por el ministro de Cultura y avalado por supuesto por el Gobierno, vamos a tirar un dinero con una fórmula que me recuerda mucho a la ocurrencia del que fuera ministro de Industria, Miguel Sebastián. Si recuerdan, cuando el Gobierno de Zapatero negaba la crisis que se nos venía encima y con superávit en las cuentas públicas, a Sebastián, entonces en la Oficina Económica de La Moncloa, se le ocurrió la brillante idea de dar a todos los españoles 400 euros. La broma costó 6.000 millones de euros y obviamente no sirvió para nada, porque entre otras cosas, la crisis no tenía nada que ver con falta de demanda. La ayuda se le dio a todo hijo de vecino, sin discriminar por renta ni nada parecido. La recibió igual un trabajador, un autónomo o un banquero.

La “cosa” perpetrada por este Gobierno y dirigido a los jóvenes tiene muchas similitudes. La puede pedir cualquier joven, proceda de una familia adinerada o no. Pero, sobre todo, es desacertada e irresponsable teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo. ¿Cuántas familias, cuyos hijos reciban los 400 euros, los necesitarían para hacer la compra, pagar la luz o cumplir con el alquiler o la hipoteca? Es de locos que un gobierno que está permanentemente con el discurso de que los que más tienen deben contribuir más para que los que no tienen o no tienen tanto puedan pasar algo mejor esta crisis, nos venga ahora con este indecente regalo que se puede gastar en videojuegos, cine o libros. ¡Lo bien que les vendría a los padres de los jóvenes de familias vulnerables!.

En todo caso, veremos a cuántos jóvenes llega realmente, porque dado el éxito cosechado por el ejecutivo en la puesta en marcha de otras medidas como el Ingreso Mínimo Vital, igual hay que alegrarse de que no sean capaces de llegar a muchos y el dinero dedicado a esta insensatez sea poco. Hacer electoralismo con el dinero de los contribuyentes en un momento en el que millones de españoles no pueden irse de vacaciones ni llegar a fin de mes es denunciable, imprudente e insensato. Además,choca como digo con el discurso simplón de que los que tienen no arriman el hombro. A ver cómo cabalgan esta contradicción, que diría Pablo Iglesias.

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