Opinión

Formación profesional, por favor

El gobernador del Banco de España advirtió hace unos días que los jóvenes sin formación están ganando de sueldo (los que trabajan, claro) lo mismo que hace 20 años, finales de los noventa. Incluso los que tienen estudios superiores. Los datos son comparativas de los últimos 30 años de la Seguridad Social. Dice Hernández de Cos que esta situación también la están viviendo los que tienen ahora 40 años. La crisis ha hecho estragos en los salarios, lo cual parece lógico. La terrible crisis económica que hemos vivido ha dejado en la estacada a mucha gente y a miles y miles de empresas, muchas de las cuales o murieron para siempre o aún no han se han recuperado totalmente de las pérdidas cosechadas entonces.

El gobernador pone mucho énfasis en los jóvenes con poca formación y es lógico. Su situación es sangrante. Muchos dejaron de estudiar para ganar dinero en la construcción y el estallido de la burbuja les dejó en la calle y con poca cualificación. Más si tenemos en cuenta lo rápido que se está desarrollando el mundo de la empresa y el uso de las nuevas tecnologías.

Debería ser una prioridad de los gobiernos darle prestigio y más contenido a la formación profesional. También los ciudadanos. Y, por supuesto, una mayor adecuación de los estudios a la necesidad de las empresas cada vez más cambiante y de forma más veloz. Hay un dato revelador de la importancia de la formación profesional y es que tiene una empleabilidad de entono al 80 por ciento. Cada vez se exige mayor cualificación y con mayor aporte de productividad, algo que falla y mucho en nuestro país.

Se habla mucho de la formación profesional. Se le han puesto muchos parches y está claro que funciona. Únicamente falta que todos nos la tomemos en serio y dejemos de pensar que la salida mejor y casi única para nuestros jóvenes es la universidad y muchos másteres. Al final, estarán muy cualificados y con muchos títulos, pero poco demandados por las empresas. Hay que tomarse en serio de una vez la educación y las nuevas tecnologías y dejar atrás esa especie de estigma que le ponemos a todo aquel que no haya pasado por la universidad, aunque al final sea un parado muy preparado.

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