Opinión

Un país fiable y un corredor seguro

La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) ha publicado un informe con sus últimas previsiones para este año. Y, como tantos otros servicios, estudios, organismos o expertos, retrasa la recuperación como mínimo al segundo semestre y con condiciones. Creen los responsables de Funcas que, a medida que avance la vacunación y se levanten restricciones, el gasto privado embolsado, miedoso y retraído se recuperará y también el turismo y el resto de sectores económicos. Pero, se tienen que dar las condiciones aquí en el resto de Europa. Hasta tal punto consideran en Funcas que es importante que España consiga convertirse en un corredor seguro para el turismo que entienden que es más valioso que los fondos europeos. Decía hace unos días la ministra del ramo que en mayo se celebrará Fitur y que a partir de ahí el turismo verá su relanzamiento. Ojalá. Sin embargo, parece un análisis precipitado y poco consistente. El ritmo de vacunación va lento y también en algunos de los países emisores de turistas.

Es obvio que España necesita ser un corredor seguro para el turismo porque es una fuente de riqueza y de puestos de trabajo. Ahora mismo es un sector muy mal herido, que va a necesitar mucho apoyo para volver a ponerse en marcha. Y no ayudan en nada algunas de las cosas que están pasando. La violencia desatada en las calles de muchas ciudades y la pésima gestión de la inmigración no dan precisamente una imagen de país seguro donde pasar unos días de paz y relajo.

Y, en el plano estrictamente económico, tampoco las medidas que ya se han tomado o las que se anuncian son precisamente buenas para impulsar una economía maltrecha. La inseguridad jurídica, los pronunciamientos contra la propiedad privada, la mayor rigidez del mercado laboral o la subida constante de impuestos no son la mejor carta de presentación, cuando lo que España necesita es generar confianza y atraer inversión. Quedan meses desesperantes, miles de empresas han caído ya o están heridas de muerte. No ingresan, pero tienen que asumir los gastos y hacer frente a su endeudamiento. Hoy de nuevo casi 900.000 trabajadores están en un ERTE y cuando se extingan, las empresas serán zombis y sus empleados se convertirán en parados. El Gobierno parece fiarlo todo a la llegada de los fondos europeos, pero olvida que ni llegarán en los próximos meses ni será para todos. Desde luego, no para los que ya se han quedado en el camino.

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