Opinión

Antes y después para el PP

No ha sido posible. La lista única que, en principio, se presentaba como la solución más fácil o menos traumática, se ha quedado en nada. Los argumentos esgrimidos por los dos contrincantes son igual de válidos. No es descabellado haber aspirado a esa lista única solicitada por Soraya Sáenz de Santamaría, ni le falta razón a Pablo Casado cuando recuerda que el proceso finaliza el sábado, cuando voten los compromisarios.

Se puede afirmar que las cartas están echadas aunque nadie se atreve a lanzar apuesta alguna. Es imposible que los dos contrincantes tengan los apoyos que dicen tener. No hay compromisarios bastantes para tanto apoyo declarado. En cualquier caso y aun sabiendo que forma parte de la estrategia de campaña, es bastante infantil ir anunciando apoyos que no se sabrán a ciencia cierta hasta que se haga el recuento final.

Gane quien gane, lo cierto es que lo que se va a vivir en las próximas horas supone un antes y un después para el Partido Popular. Nunca antes se habían visto en estas circunstancias. Después de unas jornadas realmente traumáticas para cualquier partido, el Partido Popular ha tenido que superar el sentimiento de orfandad y ponerse a ordenar la casa sin la presencia del "padre". Todos, con mayor o menor entusiasmo, veían en Rajoy el "padre" que sabía lo que hacía, que ponía calma en tiempos de tempestad. Bastaba con que él pensara. Nada de eso va a volver a ocurrir. Un antes y un después.

La campaña que no ha sido tan dura como algunos dicen y menos suave de lo que algunos hubieran deseado, no creo que haya generado grandes heridas. Si más de un rasguño y algún que otro arañazo pero si los populares no son capaces, al día siguiente del Congreso, de olvidar los encontronazos propios de cualquier competencia, si el que gane no es capaz de gestionar con claridad y generosidad una familia tan amplia como es la del PP, la crisis estaría asegurada. Demostrarían unos y otros que son unos adolescentes políticos. En este caso, lo de la adolescencia nada tiene que ver con la edad, sino con una forma de estar en política.

La tarea que tiene por delante la persona que reciba el apoyo mayoritario de los compromisarios no es nada fácil. No sólo tiene que realizar su tarea de Oposición con inteligencia, sino que tendrá que lidiar con quienes compiten directamente con el PP. Con todo, lo más complicado, al menos inicialmente, será la gestión de la casa que se ha quedado sin "padre". Si algo no perdonan los electores es la imagen de un partido desunido.

Una vez que se sepa la decisión final de los compromisarios, tiempo habrá de analizar el futuro inmediato. Ahora, lo único cierto es que el PP ha entrado por una senda hasta desconocida para todos ellos, incluido el propio Mariano Rajoy.

Y para Rajoy será el inicio del Congreso. Todos quieren despedir al presidente "como se merece". Nadie ha puesto la menor reticencia para que Mariano Rajoy sea la primera estrella de esta cita extraordinaria. Haber hecho lo contrario hubiera sido una mezquindad y ni Sáenz de Santamaría ni Casado son mezquinos. Son compañeros y adversarios que pasan las ultima horas, antes del gran día, con los dedos cruzados. No es para menos.

Te puede interesar