Opinión

El lío de los debates

Ha estallado el lío. Un lío que, en democracia, resulta increíble. Partiendo de la base que la normativa por la que se rige la Junta Electoral Central ha quedado superada por la realidad y, por lo tanto, ha quedado obsoleta, es la que hay y a ella deben atenerse las formaciones políticas y los medios de comunicación, incluso los privados, lo cual es una demasía difícil de entender. Pero, insisto, es lo que hay mientras no se aborde su modificación.

Tan llamativo o más que el hecho de que persistan normas obsoletas es su reconocimiento por parte de quienes idearon el tacticismo por el que se ha venido rigiendo la campaña del presidente-candidato. En estas mismas líneas defendí que era una campaña inteligente. Saliendo de ganador le bastaba con no cometer errores. Sin embargo, una cosa es no cometer errores y otra bien distinta fiarlo todo a lo que ha resultado ser un tacticismo excesivo.

Es difícil entender, desde un punto de vista estrictamente democrático, que no haya aceptado el cara a cara con quien puede ser su alternativa, que no es otro que Pablo Casado. El motivo fundamental tiene una doble vertiente: no darle el status de alternativa posible y, por otro, recrearse en la famosa foto de Colón. Hay quien sostiene que una vez que el bipartidismo ha muerto no tiene sentido ese cara a cara. Y sí, el bipartidismo tal y como lo hemos conocido ha muerto pero, de momento, es sobre la base de los que siguen siendo los dos grandes partidos sobre los que se puede basar la gobernabilidad de España. Sin duda, este ha sido el primer error del candidato socialista.

Luego vino la Junta Electoral Central y fuera de todo cálculo de la factoría electoral de Sanchez dice que no, que con la ley en la mano, el candidato socialista se ha quedado sin su añorada foto de Colón. Resulta hasta tierno, al mismo tiempo que carente de toda inocencia, escuchar a José Luis Ábalos recordarnos que Vox es una realidad que está ahí. Está ahí para gozo y alegría del PSOE. El exceso de tacticismo se ha convertido en un lío que ha estallado en la cara de los estrategas de la campaña socialista. El error de cálculo ha supuesto un antes y un después en la campaña en principio inteligente, del líder socialista.

En política si malo es no llegar, mucho peor es pasarse y que se pasen algunos candidatos de la multitud de listas que compiten va de suyo en cualquier campaña. Pero el presidente-candidato, no es uno más, como tampoco lo son el resto de candidatos a La Moncloa. Sánchez se ha pasado y Atresmedia, con razón, se ha enfadado. Un lío que se ha convertido en un error difícil de enmendar.

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