Opinión

La política es más que números

La extraordinaria fragmentación del mapa político obliga a echar cuentas, de manera que quien reúne más números es el que gobierna. Esto es plenamente democrático y, si se quiere gobernar, una necesidad inexorable; pero vistos ya muchos acontecimientos concluyo que la política de verdad, la seria, es algo más que la suma de diputados o procuradores.

En el pleno del jueves, en el que, en teoría, se iba a hablar del CNI y esclarecer dudas, poco se habló del CNI y ni una sola duda quedó resuelta. Veinte minutos dedicó el presidente a recordar la corrupción del PP, que si bien existió no era el asunto a tratar. Luego llegó un largo discurso que no convenció a nadie salvo al portavoz socialista. Los socios del Ejecutivo de una manera u otra se encargaron de recordar que si el presidente estaba en su butaca azul era gracias a ellos, de manera que ya sabe a qué atenerse. Si Sánchez y el PSOE creen que es irrelevante quiénes son sus compañeros de viaje resulta que, si creen que resulta indiferente a los ciudadanos, se equivocan y mucho. Salta a la vista el cuidado con el que el presidente trata a quienes le permiten gobernar, todos ellos partidos legítimos pero minoritarios y alguno de ellos, como Bildu, muy preocupado por los derechos de los ciudadanos pero que callaban, algunos de ellos, cada vez que ETA asesinaba. Pero eso parece ser pecata minuta y el presidente se equivoca.

Números ha tenido que hacer Mañueco presidente de Castilla y León que se encuentra con un vicepresidente ocioso, sin funciones ni obligaciones, que no tiene límites ni dialécticos ni formales. Si Pedro Sanchez calla o mima a sus socios de Gobierno y a aquellos que le permiten la mayoría parlamentaria haciendo que no se entera, o que no oye las mil y unas veces que sus compañeros de viaje han puesto en jaque incluso a la jefatura del Estado, el presidente se equivoca y lo pagará en las urnas aunque augurara que los que hoy están en la oposición ahí se quedarán después de las elecciones generales.

Mañueco no debe guardar silencio ante actitudes como la de su vicepresidente. Los límites se establecen desde el minuto uno o cuesta mucho recuperar el terreno que se pierde.

Por todo ello cada día entiendo mejor a Juanma Moreno cuando insiste, no solo en pedir una mayoría amplia, sino cuando desde antes de iniciar la campaña marca las líneas rojas que no va a permitir que se sobrepasen si se ve en la necesidad de pactar. Y es que la política seria es, debería ser, algo más que una suma suficiente. La política seria implica dignidad en los pactos, cuidado en las formas y menos mantras que son siempre las mismas.

Como el Gobierno ya es conocido, como Mañueco tiene el reto de atar en corto a quienes como su vicepresidente ignora por completo lo que es la política, la lupa se centra en Juanma Moreno que no debe dar ni un paso atrás en su compromiso con las líneas rojas que él mismo se ha marcado y si no puede gobernar arriesgarse a no hacerlo. Una aparente derrota puede convertirse en un gran triunfo.

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