Opinión

Del Ateneo, Sudáfrica y otros

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photo_camera Capilla, ahora santuario de Os Remedios, que después del incendio de 2010 presenta este aspecto. En tiempos, cuando el derrumbe del Puente Viejo, con las barcazas pasando gente y ganados por este Portus Auriensis, algunos viajeros antes de subir se encomendaban a la Virgen.

Con Marcial Perianes, que siempre me sorprendió por su traslado casa- Concello a lomos de una bici de paseo, nunca de última generación, sin cambio de marchas, y esforzándose en la cuesta de Curros Enríquez, él que fue buen ciclista aficionado, al que recuerdo en una vuelta cicloturista a Galicia de los ciclotours, como la llamaba un locutor, Conde Mir. En esta vuelta donde dejábamos, por precipitados, los fatigados pulmones hasta el Empalme, iría el Gafas leyendo un periódico sin manos en el manillar, claro. Marcial, técnico en el Ayuntamiento, en su jubilación seguiría en bici pero de ruedas pequeñas, que parecería como cabalgando sin nada bajo la grupa como si de zancadas de un gato con botas; ahora dedica sus ocios al Ateneo, a una masa coral, y más ejerce de secretario del Ateneo donde inventarió todos los cuadros, esos que iban dejando los artistas en cada exposición. Esta recopilación  fue seguida de una tasación a la baja para cada cuadro de los que pocos se venderían para paliar esa subsistencia por la que transita hoy la entidad, que, gracias, que cuenta con la cesión de un local en la casa Simeón, que, por historia, me obliga más este nombre que el actual que lleva, donde echa diarias partidas de ajedrez Luis de León con otros colegas. 

De más que amistosa, fluida charla, nos enrollamos, cuando ya sin agotar los temas yo de cierta urgencia o relativa más bien, como él, nos despedimos, y ya las urgencias se me fueron cuando nos saludamos, semáforo por medio o mejor paso peonil, Juan Bobillo de La Peña para comentar sobre mis escritos. Siempre se agradece que aparezcan lectores en las más insospechadas gentes, aunque amigos sean y compañeros de la misma entidad en una larga vida laboral. Bobillo a mis preguntas sobre sus últimos periplos, porque gentes esta familia muy viajadas, me sorprende con un "estuve en Sudáfrica", cuando uno podría pensar que en Nueva York, París, Londres, Roma, Berlín o esos singulares de moda: Costa Cana, las hispanos archipiélagos o los fiordos noruegos, esos otros lugares de ensueño, del momento, digamos. De Sudáfrica te quedas dudando cuando te cuenta  que en el mismo CapTown o Ciudad del Cabo, doblado desde la perspectiva occidental por el navegador portugués Bartolomeu Dias, que le llamaría Cabo de Buena Esperanza, que se supone que muchos otros del lugar lo doblarían o esos mercaderes embarcados de la costa oriental africana o los de la Arabia feliz. Pero así nos quedamos con la gran hazaña de ampliar el mundo conocido por los europeos, cuando la especie humana en una de sus ramas principales se desarrolló aquí y más al norte en la cuenca del Rif: los australophitecus. Fue como algo refrescante hablar con Juan de estos países, aunque me hace la observación sobre el superado aparthead de que aun con ese gigante del ejemplo que fue Mandela, capaz de perdonar a los que lo habían encarcelado y torturado, ejemplo tal que lograría que lo que se vaticinaba como baño de sangre revanchista quedase en  ciudadana armonía …pero Bobillo dice que todavía un blanco es un blanco y un negro es un negro, al menos en lo que él observó mientras se dirigía, creo, a recoger nietos o a  algo relacionado con el patronato Santo Ángel, que preside o pasando delante de la capilla de los Remedios vinculada que fue a su familia, ahora elevada a la categoría de santuario.

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