Opinión

Esas reticentes nieves en los altos, casi nulas en el valle

Camino del Barbaña, bajo la vieja cárcel.
photo_camera Camino del Barbaña, bajo la vieja cárcel.

Las nieves reticentes acá abajo por fin se van asentando en las alturas solo por días. Ver nevar ahora en la ciudad, milagro sería. La nieve siempre se hurtó a estos nuestros lares entre los cien y los ciento cincuenta metros de altitud ciudadana y un poco más si acaso, entre Miño, Barbaña y Lonia. Si alguna se recuerda, porque de tan escasas como meteórico fenómeno, huella deja. Las nevadas de entonces ni evocación merecen porque raras. Nunca fue Ourense ciudad de nevadas, sí de nieblas que se asentaban por una semana cuando ahora por calentamiento de calefacciones y escapes de autos han desaparecido. Recuerdo nieblas de tan escasa visibilidad que de acera a acera no distinguías una cara  Esas nieblas desaparecieron y se confinaron a la cuenca del Miño más abajo, aunque no de persistencia semanal, si matinal por el Ribeiro a orillas del Avia o del Miño.

 La gente aprovechó el fin de semana para darse una vuelta por las nieves próximas del Rodicio y desde este alto hasta A Meda, que así se llama la sierra, a 1.300 metros se veían papás con trineos o simples plásticos deslizando a su progenie.

La invasión de Manzaneda, a la vista desde O Rodicio, estaba asegurada. Era como esperar a que cayera para invadir los accesos. Siempre apetece lo que no se tiene y como la nieve escasea, en cuanto San Mamede aparece con su níveo manto ya no es que vayan algunos montañeros con sus raquetas, es que los qads invaden la zona ya desde O Coudillo, ese centro medioambiental abandonado a forciori por Amigos da Terra, al faltarle las subvenciones con que contaba para su sostén. Era un centro interesante con su planta de producción eólica, su estanque de depuración a base de plantas, su aula interpretativa del medio… todo al garete.

Por la ciudad y alrededores, el camino del Miño de tránsito obligado y abigarrado (colorista) en cuanto el sol asoma, que de sombras de menos concurrencia. Se percibe un tanto de abandono, como el de ese edificio al lado de la depuradora, de madera, donde estuvo La Bull, restaurante privilegiado que había adquirido nombre, luego rescindido o extinguido contrato, el Concello más que abandonar dejaría a merced de los vándalos que lo han despojado hasta convertirlo en casi ruina, esa antesala de las inmediatas pozas donde apetecible una detención para la toma de algo. Por la pasarela  de Outariz ya no se puede continuar hasta el camping de Untes hace ya años, y esto no tiene visos de arreglo desde que un vecino con o sin derechos, o los tendría, obstruyó el paso con rocas y lo que fuese mientras la Justicia resolvía el contencioso de si propiedad privada o no, y finalmente el impasse se produjo y así el deterioro avanza sobre lo que fue un hermoso camino fluvial hasta Untes y aún más allá, a los pies de la urbanización Ramirás. Justicia o no el daño al colectivo está causado y a veces desconcierta cómo la justicia para amparar un llamado bien privado perjudica a uno de uso público de indudable repercusión. ¿No habrá medidas provisionales mientras se resuelve lo qué irresoluble parece?

Y si nos vamos bajo la cárcel del Progreso hallaremos que el paseo fluvial que un día enlazaba la Molinera con la plaza de Abastos, también inservible. Aparentemente poquísimo costaría  ponerlo en marcha y ahorrarse esa calle al paseante, pero se ve que más complicado de lo que la apariencia presupone.  Cualquier día nos sorprenden y a toda máquina reabriendo lo que un día cerrado. Las elecciones municipales están próximas. 

Que parece que próximas a tenor de lo que una excavadora entre la residencia de estudiantes y la vía a Ponferrada, ese que podría ser hermoso parque donde más que explanarlo todo, siguen amontonando escombros en cónicos montículos como no queriéndose poner al día en consonancia con las obras finalizadas de la avenida Castelao, que ahora se ve que por un par de rotondas tanto dispendio cuando más debería hacerse soterrando la avenida,  permitiendo una fluida comunicación entre el hoy segregado campus universitario. Se perdió con un mal remiendo una obra que podría ser lucida y práctica.

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