Nunca es sencillo ganar, menos a este imprevisible Araberri, auténtica sorpresa de la competición al comienzo de la liga, ahora ya equipo consolidado. Era el momento adecuado para aprovechar las debilidades del rival, que sufrió seis bajas, recuperaba a su mejor jugador tras una lesión -¿de verdad estuvo tocado Berhanemeskel?- y hacía debutar a dos fichajes.
El COB aprovechó bien el momento. Tanto, que cuando la victoria se convierte en hábito uno ya se cree con potestad para juzgar si debió solucionar el partido mucho antes, cuando mandaba por 12 en el último cuarto, o si no aprovechó lo debido su evidente ventaja interior.
Quizá no tenemos en cuenta la dificultad que entraña ganar lejos del Pazo, con el presupuesto más bajo de su historia, manteniéndose una jornada más entre los mejores de la Liga.
Un equipo al que le cuesta ponerse contra rivales en teoría inferiores y se crece contra los buenos. El viernes viene el Barça.
