Opinión

La antipolítica económica

En las últimas semanas hemos sido testigos de otro despropósito más, y tal vez uno de los más graves, por parte del gobierno de Pedro Sánchez, al intentar amedrentar y amenazar a los accionistas de una empresa española, Ferrovial, por su intención de trasladar su sede a Países Bajos, decisión que ha aprobado el pasado jueves el 93,3 por ciento del capital de dicha empresa.

La inestabilidad política es el mayor enemigo de la prosperidad económica

Cuando una compañía decide trasladar su sede en busca de mejores condiciones operativas deberían de saltar las alarmas y un gobierno con un sentido mínimamente autocrítico, tendría que preguntarse qué falla en su política económica, en su política industrial o en su política en general para que esto suceda. Tenemos todavía muy recientes las masivas fugas de Cataluña de las sedes de grandes y pequeñas empresas, muchas de ellas emblemáticas, como consecuencia de la crisis independentista de octubre de 2017. La inestabilidad política es el mayor enemigo de la prosperidad económica. 

Ahí están las palabras de la ministra Belarra, calificando de empresa pirata a Ferrovial

Volviendo al caso que nos ocupa, la reacción del ejecutivo de Sánchez frente al anuncio el pasado 28 de febrero realizado por Ferrovial, de trasladar el cuartel general de sus operaciones bursátiles y de gobierno a Países Bajos fue otro mal ejemplo de falta de templanza política y conciliación. Ahí están las palabras de la ministra Belarra, calificando de empresa pirata a Ferrovial; de la ministra Montero, amenazando con que la Agencia Tributaria mirará con lupa la operación; de Nadia Calviño, afirmando que no existen razones objetivas para esa migración o de la acusación de falta de patriotismo que lanzó el propio Pedro Sánchez, por poner solo algunos ejemplos de un proceso que en pocos días ha mostrado una vez más el carácter más siniestro de este Gobierno que, incapaz de asumir sus errores los arroja contra otros, como sucedió con los cientos de violadores excarcelados tras la aplicación de una mal redactada ley del “Solo sí es sí”, atribuyendo dicha situación a los jueces. 

Ferrovial es una empresa con setenta años de historia que comenzó su trayectoria, como se puede deducir por su nombre, trabajando en la construcción ferroviaria en nuestro país en la década de 1950. En la actualidad está presente en más de veinte países. Su volumen de negocio en Estados Unidos es de miles de millones de dólares, razón por la cual sus inversores aspiran a que sus acciones puedan cotizar en Wall Street. Esa es una de las causas de su cambio, que llevará la sede de la matriz, de Madrid a Amsterdam. Ni cambia su relación fiscal y tributaria con España por los negocios que aquí desarrolle, ni varía su actividad en nuestro país. No es una deslocalización ni de trabajadores ni de medios de producción.

La actitud, las formas y las palabras de los miembros del gobierno lo único que han hecho es ponerlos en evidencia

La estrategia de Ferrovial se basa en la libre circulación de capitales que es, junto con la de personas y de mercancías, uno de los fundamentos de la Unión Europea. La actitud, las formas y las palabras de los miembros del gobierno lo único que han hecho es ponerlos en evidencia, a pocas semanas de que España asuma la presidencia del Consejo de la Unión Europea, revelando actitudes propias del peor modelo intervencionista que chocan frontalmente con ese espíritu europeísta.

Las amenazas de Sánchez y su tribu no han servido de nada. Solo para intentar ocultar su incapacidad y su falta de diálogo, porque todavía no ha explicado por qué cuando el presidente de Ferrovial lo llamó antes de hacer pública esa decisión, no le cogió el teléfono. 

Es responsabilidad del Gobierno crear un entorno propicio para que las empresas generen empleo

España sigue siendo el país con tasas de paro más altas de toda la OCDE, alrededor del 13 por ciento, casi el treinta por ciento en el caso de la población más joven. Es responsabilidad del Gobierno crear un entorno propicio para que las empresas generen empleo, con políticas económicas adecuadas, con apuestas por un desarrollo industrial que facilite la creación de nuevos proyectos y, desde luego, con consenso empresarial en las decisiones de carácter laboral, y no con el ordeno y mando de la ministra Díaz, en definitiva con un clima de estabilidad que atraiga el capital necesario para substanciar esos proyectos. Estabilidad, diálogo y armonía, son tres cualidades a las cuales Sánchez y su equipo son totalmente ajenos. Y así les va. 

Y lo que es mucho peor. Así nos va a todos.

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