Opinión

Creer o no creer en el Rally, creer o no creer en Ourense

La palmadita en el hombro está garantizada. El Rally de Ourense acaba de cerrar su quincuagésima primera edición con éxito. Es el premio simbólico a meses de trabajo y a años de compromiso de un puñado de personas apasionadas, voluntariosas pero huérfanas del compromiso de entidades y empresas que, por la naturaleza de su negocio y los generosos rendimientos que obtienen de estas tierra, estarían obligadas a sostener aquellas iniciativas que engrandecen la marca Ourense. El Rally lleva más de medio siglo aportando a Ourense una seña de identidad indiscutible y reconocida más allá de las fronteras de la provincia y de Galicia. Cuando ondea la bandera a cuadros es fácil posar para la foto, sacar pecho, llenarse la boca y atribuirse méritos ajenos. Lo que ocurre con el Rally es la metáfora perfecta del comportamiento de la Xunta, el Gobierno central y numerosas empresas y entidades cuando se trata de implicarse en sus proyectos, llámense Rally de Ourense, Festival de Cine, Popular de San Martiño, Mostra Internacional de Teatro o llámese como usted quiera. Basta con que tenga Ourense de apellido para que los potenciales patrocinadores renieguen de esta provincia, en la que pescan jugosos recursos para llevárselos a consejos de dirección y administración estratégicamente situados en Santiago, A Coruña, Madrid o Barcelona. Aquí, a nosotros, no nos dejan ni el quiñón.

El Rally de Ourense continúa trazando curvas peligrosas y superándose sin ayuda externa para que esta prueba del Campeonato de España de Rallys sea cada año mejor. Finaliza una edición y comienza la cuenta atrás para el siguiente, por puro voluntarismo y amor propio, sin que la organización sepa qué más puede hacer para reclamar el apoyo empresarial e institucional que en justicia se merece. 

Pero el cariño que el Rally de Ourense encuentra en el público se lo niegan en los despachos de un sector empresarial gallego y español que no duda en arropar a clubes o actividades deportivas en provincias cercanas. Firmas nacionales o autonómicas que desarrollan en Galicia la mayor parte de su actividad, si no es toda, dan la espalda a esta competición de élite, mientras no ponen reparos para dar nombre a estadios y pagar por publicitar su marca en la camiseta de equipos vecinos. No se trata de un berrinche de la organización del Rally. La misma denuncia la formularon la semana pasada los presidentes de las tres entidades con mayor apoyo social de la ciudad: UD Ourense, Club Ourense Baloncesto y Escudería Ourense. Pero al otro lado del teléfono nadie contesta. Y si sucede a pesar del clamor social, en vez de preguntarse ¿por qué aquí no?, como hicieron las tres entidades tras coincidir en el diagnóstico de la situación, habrá que comenzar a preguntarse por qué aquí resulta tan barato mirar hacia otro lado y dar un portazo a la sociedad ourensana.

¿Dónde están en Ourense cuando se les necesita empresas como Iberdrola o Endesa, Carrefour, Gadis, Audasa, Paradores, Ferrovial, ACS, Acciona, Movistar, Feiraco, Frinsa, Mercadona, las propias marcas del motor, la banca con clientes, sucursales y muchos depósitos ourensanos y tantas otras cuando esta provincia y sus agentes sociales necesitan compromiso? ¿Acaso no figuramos los ourensanos en esos planes de responsabilidad social corporativa del que tanto presumen estas compañías, muchas veces acompañadas de fundaciones de dudosa utilidad? ¿Acaso sólo creen en el dinero pero no en el talento de los ourensanos para liderar festivales de cine, de teatro, de jazz carnavales de fama mundial, competiciones deportivas de alta rentabilidad social y económica…? Algunas (otras ni eso) de estas empresas lucen su marca en todas las pistas, campos y competiciones gallegos y españoles, pero faltan en un Rally de Ourense que sigue dando mucho a pesar de que le dan poco o nada. Lo dice un estudio elaborado por la Universidad de Vigo, que cifró en más de un millón de euros el impacto económico neto en la provincia del Rally de Ourense en 2011 y sirvió de argumento para apuntalar el proyecto del Obradoiro en la ACB. Lo dice la lógica de un provincia que se vuelca con sus proyectos y sus ilusiones en cada curva; este es el verdadero y casi único motivo por el que siguen tirando eventos como nuestro Rally. Los ourensanos siempre responden. ¿Por qué no lo hacen quienes los representan y quienes acuden el resto del año a buscar su dinero en forma de ingreso bancario, de recibo de la luz, de peaje de autopista o de obra pública? ¿Por qué aquí no? ¿Por qué los patrocinios también pasan de largo? No lo podemos permitir. Ourense exige compromiso.

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