Opinión

La oportunidad en la plaza

No se puede regatear más, la oportunidad siempre estuvo en la plaza. Ya lo percibió hace más de dos décadas Manuel Veiga Pombo cuando intentó durante su etapa como regidor la reforma de la Plaza de Abastos número uno de Ourense. En junio de 2018, los placeros trasladaban sus puestos a unas instalaciones provisionales en la Alameda. La ciudadanía cedía durante 22 meses un lugar de recreo del que disfrutan niños y abuelos para levantar una estructura metálica de 1.700 metros cuadrados en una de las postales más bellas de la ciudad. El mamotreto luce ahora como una muela picada en una dentadura perfecta. El sacrificio por perder temporalmente el escenario de actividades socioculturales merecería la pena, como la paciencia con el aparato cuando se comprueba el resultado del arreglo de una dentadura. 

La reforma iba a ser costeada con la aportación de 3,6 millones del Ministerio de Fomento a cargo del 1,5% cultural, y 1,9 millones saldrían de las arcas municipales. Se trata de un proyecto estratégico para la ciudad. En octubre de 2017, la corporación que presidía Jesús Vázquez aprobó en pleno un compromiso de gasto por el que el Concello asumiría la inversión total del proyecto en caso de que la subvención fallase. La revitalización del turístico entorno de As Burgas y el impulso del comercio de proximidad estaba en marcha. Los placeros y su directiva se pusieron a trabajar, aprovechando el movimiento para impulsar su negocio. Con un inmejorable producto y promociones atractivas han sabido conquistar el exigente paladar del consumidor ourensano y también foráneo, como se demostró con la afluencia de clientela durante las vacaciones de la última Semana Santa.

Y cuando tendríamos que estar menos de un año para devolver la Alameda a los ciudadanos y descontando los días para el traslado de los placeros al lustroso mercado diseñado por el arquitecto Conde Fidalgo, la obra no ha comenzado y el nuevo alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, anunció que el Concello corre un importante riesgo de perder la subvención concedida por Fomento. Se esperaba corte de cinta y ha sido “corte de rollo” con un proyecto capital. El estrenado alcalde deja en el aire la reforma y aplaza la decisión al resultado de una reunión en Fomento la próxima semana.

En el plano de las oportunidades, la Plaza de Abastos también ofrece a la nueva corporación la ocasión de comenzar su mandato con decisión e imaginación, como predicó el alcalde vistiendo la camisa de candidato, en vez de resignarse a lo que caiga. Por retrasos como este, que ponen en peligro la subvención del ministerio, Jesús Vázquez perdió la Alcaldía. La reforma del mercado será una manera de tomar el pulso a lo que puede resultar la gestión municipal con Pérez Jácome al frente. 

El AVE permitirá desarrollar todas las potencialidades de un catálogo termal único y el turismo viaja en el mismo vagón que la gastronomía. Tenemos producto y mano en los fogones. Por eso no se admiten dudas ni tibieza cuando tendrían que estar ultimando los detalles de la reforma en vez de discutiendo otra vez sobre el inicio de las obras. Hay muchas más razones, como la candidatura de la Ribeira Sacra a Patrimonio Mundial de la Unesco, para que el Concello, la Xunta y el Gobierno central aceleren los trámites. La Alameda no está presentable para recibir al visitante. El parque no es un aparcamiento de mamotretos y el castigo por perpetuar un engendro arquitectónico va en la imagen que trasladamos al mundo. La oportunidad sigue en la plaza. Ourense no puede seguir perdiendo.

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