Opinión

La táctica de Sánchez

Se atribuye al general Juan Domingo Perón una frase que traída a cuenta del cortejo de pactos por el que atraviesa la política española podría sugerir el desenlace de la táctica seguida por Pedro Sánchez para asegurar su investidura: "A caballo se monta por la izquierda y se desmonta por la derecha... como tantas veces sucede en la política". Sánchez fue a las elecciones -que pillaron por sorpresa a todos- con un discurso de izquierdas y guiños constantes hacia el electorado que en los anteriores comicios había votado a Podemos.

Ahora, tras conocer el resultado -bueno para el PSOE, pésimo para el partido morado-, guarda distancias con Pablo Iglesias. Lleva semanas sin hablar con él. No le ha llamado ni para hablar del anhelado "gobierno de coalición" ni de su nombramiento como ministro. En medio de la tormenta política por la que atraviesa Podemos, una crisis que ha dado pie a la destitución de Pablo Echenique como secretario de organización, una llamada de La Moncloa a Pablo Iglesias tendría el valor equivalente al de una transfusión de sangre para un accidentado grave.

Sánchez espera y se recrea. Contempla el panorama desde la Presidencia del Gobierno porque se sabe seguro en el castillo de popa. Cree tener en su mano las cartas para amarrar la investidura. No habla con los separatistas catalanes que también se quejan porque no se ha puesto en contacto con ellos (Quim Torra se lo pide incluso por carta) y deja sin respuesta a un Iglesias que busca desesperadamente entrar en el futuro Gobierno para disimular las sucesivas derrotas de Podemos. Derrotas por las que él no asume ninguna responsabilidad. Sánchez calla y no responde a la pregunta de si nombrará ministro a Iglesias pero no cierra del todo la puerta. Le viene bien la hipótesis de un acuerdo con Podemos porque eso obliga a Ciudadanos y al PP a reflexionar acerca de las ventajas que aparejaría una posible abstención que pudiera facilitar una investidura presidencial sin hipotecas con los extremistas. El "chupinazo" de Javier Esparza, ofreciendo la abstención de Navarra Suma a cambio de que el Partido Socialista no facilite las cosas en Pamplona a los nacionalistas, podría ir en esa dirección. Sánchez guarda silencio a sabiendas de la ventaja que le otorgan las contradicciones ajenas. Hay que esperar a ver cómo se despeja el panorama, pero a propósito de la investidura presidencial de Pedro Sánchez que nadie se sorprenda si al final se hace realidad la metáfora ecuestre del general Perón.

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