Opinión

Mareando la perdiz

En ocasión de un cónclave en el que se demoraba la llamada al Espíritu Santo para que iluminara a los cardenales que debían elegir al nuevo papa, uno de ellos -el camarlengo-, en su condición de gobernador temporal en sede vacante, tomó una decisión drástica: reducir la comida hasta hacerla tan frugal como la de un ermitaño. Fue mano de santo. Dos días después llegó la "fumata blanca".

Estoy convencido de que otro sería el resultado de las interminables reuniones entre los negociadores socialistas (Calvo, Montero, Lastra) y los de Unidas Podemos (Echenique, Belarra, Santiago) que el jueves estuvieron cinco horas mareando la perdiz, caso de aplicarles el expeditivo método ideado por el camarlengo.

Digámoslo pronto: llevamos con un Gobierno en funciones prácticamente desde la moción de censura del 2 de junio de 2018 pero los ministros y también los diputados y senadores no han dejado de cobrar puntualmente sus salarios y complementos. Y se han ido de vacaciones y han vuelto y la cosa seguía igual que al marcharse: empantanada.

Parece que a ellos nada les afecta: ni la crisis que se anuncia -en Alemania se frena el crecimiento-, ni las incertidumbres que encogen al personal -dependencia sin partida presupuestaria, futuro de las pensiones, repunte del paro. Van a su bola. Nada les conmueve.

Habían prometido una nueva ley para limitar los desahucios -30.000 en lo que llevamos de año-, pero sigue en el telar. Se nos viene encima el 11 de Septiembre -este año la “Diada” está en manos de los separatistas más cafeteros y antes del 1 de octubre se espera la sentencia del tribunal que juzgó a los acusados de rebelión y sedición-, y seguimos con un Gobierno en funciones.

Sabemos que Pedro Sánchez no se fía de Pablo Iglesias y que a partir de ahí hay poco más que decir en orden a la formación de un hipotético Ejecutivo de coalición con Podemos, pero siguen con el teatrillo que lleva meses abriendo los telediarios. Si Sánchez sabe que no va a pactar con Iglesias que lo diga abiertamente. Que no siga prolongando la agonía de los morados.

Y, una de dos, o llama a Albert Rivera y coloca encima de la mesa el documento con 200 propuestas que firmó con Ciudadanos en febrero de 2016 -ya sabemos que Rivera no quiere saber nada de él- pero por intentarlo que no quede. O, convoca ya elecciones para el mes de noviembre. Todo menos seguir mareando la perdiz buscando cargarse de razones para echarle la culpa a Podemos y a Ciudadanos de del empantanamiento en el que estamos.

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