Opinión

La posición de Casado

La negativa de Pablo Casado a apoyar en blanco los Prepuestos que Pedro Sánchez le reclama, está justificada. Sánchez le pide un acto de fe dado que, como tales, las cuentas no existen. De hecho las está negociando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con Ignacio Álvarez, un dirigente de Podemos que forma parte del mismo Gobierno de coalición.

Lo cual nos lleva a la conclusión de que al reunirse con Casado, Sánchez no tenía otra intención que simular que busca el consenso a sabiendas de que el líder del PP no podía firmar un cheque en blanco. El objetivo político desarrollado por las numerosas terminales mediáticas afines era -y, es- presentar al Partido Popular como una oposición montaraz incapaz de aparcar sus fines partidistas ante la magnitud de la crisis económica ,social y sanitaria que nos acecha.

La propia intervención de la señora Montero, desdoblada como Portavoz del Gobierno, acusando a Casado de frentista por negarse a secundar los planes de Sánchez ahorra cualquier otro comentario. Detrás de las críticas al líder del PP por su negativa subyace la pretensión de situar la crisis provocada por la pandemia al margen de la política y por lo tanto al margen del escrutinio de las actuaciones del Gobierno que es la tarea propia de la oposición en un Estado democrático.

Pedro Sánchez busca en los Presupuestos la llave que le permita culminar la legislatura. Es un objetivo principal que recubre con un discurso aparentemente conciliador -discurso en la Casa de América, apelando a la unidad por encima de las ideologías-, pero que mantiene a Podemos de socio siendo éste partido como se sabe quien receta cordones sanitarios contra el PP y Ciudadanos. No juegan limpio al instrumentalizar la incertidumbre que nos invade a todos frente a la situación creada por la pandemia y la recesión económica y sus dramáticas consecuencias sociales.

Si , de verdad, Pedro Sánchez, quisiera alcanzar un pacto sobre los Presupuestos con el PP -no una adhesión sin contrapartidas-todavía estaría a tiempo. Que vuelva a llamar a Pablo Casado y le presente unas cuentas centradas en las necesidades de la España de nuestros días, que se olvide de los proyectos de ingeniería social que Podemos pretende llevar a los Presupuestos y, por último, pero no menos importante, que a través de sus terminales deje de encizañar la vida política intentado confundir a los ciudadanos al identificar al Partido Popular con Vox.

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