Opinión

Un presidente demediado

La forma de gobernar de Pedro Sánchez cada vez se asemeja más a un ejercicio de supervivencia. Y por eso le exasperan las intervenciones del líder de la oposición cuando le colocan ante el espejo que refleja las contradicciones y renuncias a las que le ha llevado su alianza con Podemos. Puede cesar a la secretaria de Estado de Transportes por el fiasco de los trenes que no caben en los túneles pero no puede destituir a la ministra de Igualdad porque Irene Montero está blindada por el pacto de la moción de censura que tumbó a Mariano Rajoy y entregó a Sánchez las llaves de La Moncloa.

Lo hemos visto otras veces. El poder tiene una dimensión ciega: lo que resulta de su ejercicio está en desacuerdo con las premisas desde donde se plantea. Sánchez había dicho que nunca pactaría con Podemos y con Bildu y, como pudimos apreciar en la sesión de control en el Senado, le exaspera que el líder de la oposición se lo recuerde. Núñez Feijóo parece haber encontrado un registro que le incomoda. Sánchez nunca responde a las preguntas pero el lenguaje gestual delata que acusa los golpes. No tiene forma de explicar por qué sus socios de Podemos se oponen a reformar la ley del “solo sí es sí” -que está permitiendo las excarcelaciones y rebajas de penas a los agresores sexuales- y no lo puede explicar porque es inexplicable.

Solo la soberbia de la ministra y el pacto político que Sánchez firmó con Pablo Iglesias en el arranque de la legislatura aclara que estamos ante un presidente de Gobierno demediado en sus atribuciones. Puede prescindir de cualquier ministro o alto cargo como sucedió en su día con la titular de Asuntos Exteriores Arantxa González Laya o incluso con el todopoderoso José Luis Ábalos quien a su condición de ministro de Fomento unía la encomienda de secretario de Organización del PSOE, pero tiene las manos atadas cuando se trata de alguien de la lista de Podemos. Sánchez se sabe atado y de ahí procede la incomodidad cercana a la irritación con la que responde a la pregunta de Núñez Feijóo de por qué no destituye a una ministra cuya ley está generando a partes iguales dolor y escándalo.

Dolor entre las víctimas de los agresores que se están beneficiando de una ley técnicamente mal planteada y escándalo social a la vista de que quieren reformarla pero no con capaces de torcer el brazo a Podemos. Pedro Sánchez se revuelve contra Núñez Feijóo cuando le señala como un presidente demediado porque sabe que el jefe de la oposición tiene razón.

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