Opinión

Por sus hechos la conoceréis

Desde que se desvinculó formalmente de Izquierda Unida, de la que durante años fue máxima dirigente y cara visible en Galicia, se daba por hecho que Yolanda Díaz recalaría en Podemos. Incluso hubo quien especuló con la idea de que, llegado el momento, no dudaría en disputar el liderazgo al mismísimo Pablo Iglesias, la persona que la aupó al Gobierno por sintonía personal tanto o más que por afinidad ideológica. Ella lo desmintió con la rotundidad con la que aseguraba estar centrada en la labor ministerial, asumiendo resignada que la rumorología sobre su futuro paradero político no cesará por más empeño que ponga en echar balones fuera. Se acallará unicamente cuando la interesada mueva ficha. De momento lo que se sabe es que conserva el carné del Partido Comunista.

Ahora en los mentideros políticos madrileños se dice que flirtea descaradamente con el PSOE y que no debería sorprendernos que en las próximas elecciones generales sea candidata socialista en un lugar destacado de las listas por Galicia con plena garantía de obtener un escaño en el Congreso. En la cúpula del Pesedegá no contemplan ese fichaje. El equipo de Gonzalo Caballero no hará movimiento alguno de aproximación "motu proprio". Sin embargo, reconocen que Ferraz, o sea Pedro Sánchez, podría imponerles en su día la candidatura de Díaz. Es algo habitual -y no solo en el PSOE- que las direcciones regionales y provinciales tengan que hacer hueco en puestos de salida a ministros o altos cargos gubernamentales, aunque no sean militantes o afiliados.

En este caso, Yolanda Díaz no sería una candidata cunera. Es ferrolana, de nacimiento y de residencia, y aún a día de hoy sigue siendo diputada -aunque por Pontevedra- del grupo confederal de Unidas Podemos. Pese a desligarse de Izquierda Unida, la ministra de Trabajo mantiene su acta. No hay constancia de que nadie, ni siquiera la dirección de IU, le haya pedido que renuncie. Además, junto al podemita Antón Gómez Reino, fue elegida por una coalición (En Común Unidas Podemos) que ella impulsó y que sigue políticamente operativa, a pesar de los continuos procesos de reestructuración que ha padecido el espacio rupturista en Galicia.

Ver a Yolanda Díaz como representante oficial del Gobierno de España en la apertura de la Puerta Santa ha encendido unas cuantas alarmas. Tanto si la comisionó Pedro Sánchez como si fue ella quien se ofreció por su condición de gallega, su presencia en un acto institucional de marcado carácter religioso se presta a ser interpretada como un movimiento estratégico. Refuerza el vínculo con Galicia y la reviste de un halo de moderación. Algo impropio de una dirigente de Podemos, o de IU, y que sin embargo no chirría en un cargo público socialista o cercano al PSOE. Viene al pelo aquella bíblica advertencia de que por sus hechos la conoceréis. O al menos podréis intuir de qué va.

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