Opinión

"Socialismo o libertad", un eslógan nefasto

Supongo que no pocos madrileños y españoles, al escuchar que el eslógan preelectoral de la “popular” Isabel Díaz Ayuso para seguir al frente de la Comunidad madrileña tras las elecciones del 4 de mayo es “socialismo o libertad”, habrán, como yo mismo, enarcado las cejas. ¿Era ese el llamamiento que Pablo Casado, en su prédica por la moderación, quería hacer a los socialdemócratas desencantados? ¿Hay que procurar tener tan contentos a los de Vox que se precisa poner en circulación una disyuntiva que hace incompatible el socialismo con la libertad?

Pienso que son, somos, muchos los que no sabríamos ahora definirnos de manera integral como socialdemócratas y, por tanto, socialistas templados, o liberales en el sentido mejor de la palabra, o sea, poco o nada conformes con la apropiación del Estado que se intenta desde un sector -porque es un sector, y minoritario, además- del Gobierno. Me crie, desde mis viejos tiempos de comunista recalcitrante -participé en aquello del Eurocomunismo de Berlinguer y de la última época de Santiago Carrillo-, adoptando el concepto de “socialismo y libertad”. Que es exactamente lo opuesto a ese “socialismo o libertad”, que el asesor áulico que ha situado con éxito a Isabel Díaz Ayuso donde la ha situado, ha recomendado como grito de guerra de campaña del PP en las elecciones madrileñas. Un grito que, por cierto, el líder máximo de los “populares”, Pablo Casado, parece que acepta, no sé si de grado o por fuerza.

Hace mucho que supe que no era comunista, ni tampoco ultraliberal. Hace tiempo que me dije a mí mismo que yo ya no sé si soy de izquierdas o qué y que, en todo caso, desde luego si ser como Pablo Iglesias es ser de izquierdas a mí que me vayan borrando. En algún momento me creí ese llamamiento de Casado a los desencantados con un Gobierno que no es lo que nos dijeron, antes de las elecciones de noviembre de 2019, que iba a ser. Pero sigo pensando que quien gana las elecciones, se llame Sánchez o se llame Díaz Ayuso, o se llama Esquerra Republicana de Catalunya, debe gobernar. Y solamente una legislación electoral desastrosa para los intereses del país impide que este principio, que es el lógico, se haga realidad y obligue al ganador por mayoría insuficiente a buscar alianzas nefastas, sea con Unidas Podemos por un lado o con Vox por el otro. O con Junts per Catalunya o, peor aún, con la CUP, por el de más allá.

Me apenó que el PSOE, el partido más veterano y con más historia de España, tuviese que llegar a una coalición que los propios socialistas no deseaban -les quitaría el sueño-- con una formación oportunista, enloquecida no pocas veces. Y me da lástima que se PP del magnífico discurso de Casado contra Vox cuando este partido presentó una moción de censura, tenga ahora que acercarse a los legionarios de Abascal en su intento por retener la gobernación de la Comunidad de Madrid, tras el giro escénico propiciado por la propia Ayuso y por la incompetencia política de Ciudadanos. Mal vamos cuando quienes tendrían que encontrarse en la moderación del centro izquierda con la del centro derecha se convierten en siervos de los extremos. Mal vamos cuando son esos extremos los que gobiernan o cogobiernan ya en Cataluña, y a la formación del nuevo Parlament me remito. Mal vamos si en Madrid, aunque cada cual a su manera, se siguen los pasos caóticos de la política catalana, y cuando desde el PP se llama al tranfuguismo en Murcia, por ejemplo, y desde el PSOE se llama al “tamayismo” en Castilla y León, por poner solo otro ejemplo del decaimiento moral de la política española.

Creo que la frase con más enjundia que he escuchado en estas horas nos la trajo un micrófono indiscreto: “Como gobiernen el PSOE y Podemos en Madrid nos habéis jodido”, le susurró, sin saber que los micros estaban alerta, la vicealcaldesa madrileña, la “ciudadana naranja” Begoña Villacís, a Casado. La verdad es que si quien va a co-gobernar en Madrid, y sigo con los ejemplos, va a ser Vox porque el PP lo necesita, también estamos, así lo entiendo yo al menos, bastante jodidos. Como lo estamos en Cataluña con ese Parlament presidido nada menos que por la señora Borrás, que es como Puigdemont en femenino. Jodido asunto, sí, si nos hacen elegir entre socialismo, que es una bella palabra cuando algunos no se empeñan en enlodarla, y libertad, que es palabra maravillosa siempre que ciertos desalmados liberticidas no traten de coartarla.

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