Opinión

Comenzar desde el final

Unidas Podemos quiere hacer como si el fracaso de una sesión de investidura y permanecer sin gobierno no fuera nada. Como si la amenaza de unas nuevas elecciones generales fuera baladí. Venga, pelillos a la mar y lo que ha pasado hasta ahora ha sido producto de las prisas, como si la intervención de Pablo Iglesias durante el intento de investidura de Pedro Sánchez y las duras palabras que se dirigieron fueran suspiros al viento. Como si las declaraciones subsiguientes de una y otra parte no hubieran hecho mella en la confianza recíproca. Y como si ya estuviera salvado el principal temor, que un gobierno de coalición suponga dos gobiernos en uno, como se ha comenzado a ver en la Comunidad de Madrid por la derecha.

A Unidas Podemos le gusta jugar a los golpes de efecto. Y sí, en alguna ocasión pueden cambiar las posiciones tácticas. Pero en otras se percibe que son maniobras orquestales de última hora para tratar de recuperar la iniciativa a las que la otra parte, el PSOE, se encarga de poner sordina y rebajar la urgencia. Las propuestas que Unidas Podemos ha hecho llegar al Gobierno -de forma simultánea los medios de comunicación, según La Moncloa- parte de la base de que se comience a negociar donde terminaron las que fracasaron en el mes de julio, “por falta de tiempo”, a juicio de UP.

Pero donde Pablo Iglesias quiere comenzar es una “vía cerrada” para el PSOE como dijo Carmen Calvo, que desde el fiasco de la investidura rechazó el gobierno de coalición y se puso a trabajar directamente en un “gobierno a la portuguesa”, monocolor socialista con apoyo externo de UP. Como lo mejor es enemigo de lo bueno para los intereses de la izquierda, el Gobierno, en la escueta respuesta inicial a la propuesta de UP no ha cerrado de forma radical la posibilidad de volver a negociar un gobierno de coalición, aunque no parece que vaya a alterar su planes de reunirse primero con el PNV y el PRC para atar esos apoyos imprescindibles y seguir con la elaboración de sus propuesta programática, armada en las reuniones con distintos grupos sociales.

Antes de la sesión de investidura Pedro Sánchez había aceptado la formación de un gobierno de coalición con una vicepresidencia de carácter social y tres ministerios que Pablo Iglesias consideró “decorativos”. Ahora vuelve a la carga pero ya no exige un número de carteras proporcional a sus votos, acepta que sean tres departamentos y la vicepresidencia social -que ocuparía Irene Montero- y propone una serie de cuatro alternativas bastante desequilibradas pero que giran en torno al control de los ministerios de Empleo y Seguridad Social o de Transición Ecológica -Industria-, a los que se añadirían Ciencia y Universidades, Vivienda. España Vaciada y Agricultura o Cultura, según las variantes.

En esta ocasión la petición de cargos va acompañada de una propuesta programática de diez puntos basada en el acuerdo presupuestario alcanzado entre PSOE y UP y otros documentos socialistas y sus programas electorales sobre los que sería fácil que se pusieran de acuerdo. Y Cataluña en el limbo. Pablo Iglesias se ha adelantado a Pedro Sánchez al tomar la iniciativa negociadora, lo que no contribuye a mejorar el clima de desconfianza recíproca. Están condenados a entenderse si no quieren que la repetición de elecciones les de un susto.

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