Opinión

El borrón de Ciudadanos

Hasta ahora el partido de Albert Rivera había echado pequeñas manchas sobres su hoja en blanco, dada su juventud y la falta de compromiso con la gestión en cualquiera de las tres administraciones públicas, que han podido ser justificadas o incluso atajadas con la rapidez exigible ante hechos que podían considerarse propios de la "vieja política" y han afectado a un número muy reducido de personas, por lo que sus consecuencias políticas han sido muy limitadas. Pero el "pucherazo" en la elección del cabeza de lista para las elecciones autonómicas en Castilla y León es un borrón en toda regla, tanto por el procedimiento elegido que está bajo investigación de los órganos correspondientes del partido -sobre el que también tendría que abrir diligencias previas la justicia-, como por sus consecuencias en la percepción del partido.

El intento de alterar la votación de los militantes en esa región es el último episodio de una secuencia que empezó mal con la elección por parte de Albert Rivera de una significada militante del PP, Silvia Clemente, presidenta del parlamento regional, que iba a ser apartada de las listas de su formación por su presunta implicación en irregularidades durante su etapa de consejera de Agricultura, a la que apoyo y puso a competir con el líder de la formación naranja en la comunidad autónoma. Un despropósito. Y aunque la formación naranja habla de "atraer talento" cuando ficha a políticos procedentes de otros partidos, la percepción que queda es que recoge en sus filas a aquellos que han visto en Ciudadanos una forma de prolongar su vida política y que han salido de sus partidos de procedencia con un punto de partida común, un variable grado de resentimiento, más intenso cuanto más cercano en el tiempo. Al caso de Silvia Clemente se suma el de otra senadora popular en Cantabria.

Lo que en Ciudadanos denominan “error” a la hora de emitir los votos -en otros procesos de primarias se han comenzado a realizar auditorias-, a los ojos de Rivera habría sido un hecho inhabilitante para otros, por cuanto quien es capaz de promover un "pucherazo" en lo menos, qué no será capaz de hacer con todos los resortes del poder en sus manos. Cuanto más tiempo tarde Ciudadanos en dar una explicación convincente de lo sucedido, -su candidato, Francisco Igea, trata de hacer la menor sangre posible-, más munición contarán sus adversarios para atacar a una formación que no pasa por sus mejores momentos, y menor relevancia se dará a uno de los últimos movimientos estratégicos del partido, la decisión de acudir conjuntamente con UPN y PP en todas las elecciones navarras.

Navarra Suma, el nombre de la nueva coalición que agrupara a los tres partidos de centro derecha, pretende hacer frente al cuatripartito nacionalista que gobierna la comunidad foral -Geroa Bai con el PNV como socio, Podemos, Bildu e Izquierda-Ezkerra, de tal forma que nadie puede acusar de frentista a quien trata de reaccionar a un frente anterior, del que nadie discute su legitimidad, con la pretensión de alejar cualquier posibilidad de que se pueda aplicar la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución sobre la incorporación de Navarra al País Vasco. En otro viraje ideológico Rivera se ha convertido en un foralista convencido. Bienvenido a esa parte de la Carta Magna.

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