Opinión

El rey toma la iniciativa

Al rey le corresponde, según el artículo 62 de la Constitución en su apartado d. proponer el candidato a presidente del Gobierno, desarrollado también en el 99, y ha decidido poner en marcha el mecanismo constitucional previsto para la elección del nuevo presidente del Gobierno a partir del próximo martes, con las reuniones con los portavoces de los partidos con representación parlamentaria.

La Constitución no establece plazos para que Felipe VI haga efectivo el ejercicio de esa función y de hecho en la anterior legislatura tardó dos semanas en iniciar la ronda de consultas. Antes de que surgieran los partidos de la “nueva política” e imperaba el bipartidismo, ese trámite era casi automático, por cuanto el ganador de las elecciones llegaba a la reunión con el rey con los deberes hechos. También era impensable que el candidato más votado rechazara la designación del rey para que intentara su investidura, como hizo Mariano Rajoy en enero de 2016, por no contar con apoyos suficientes. Aquello fue un shock e interpretado como un desaire al jefe del Estado.

La situación ahora es similar y el vencedor de las elecciones, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no tiene amarrados aún los votos precisos para seguir siendo el inquilino de La Moncloa. Está en ello y no es un empeño fácil, porque la aritmética parlamentaria hace depender su investidura en segunda votación de la abstención de ERC, que se está negociando.  El rey Felipe VI, como es lógico, en sintonía con el común de los ciudadanos, ha expresado su deseo de que haya Gobierno y la legislatura empiece a andar “con normalidad institucional”.

Pero Pedro Sánchez ya ha manifestado su intención de no acudir a una nueva investidura fallida como la ocurrida a finales del mes de julio pasado y no lo hará hasta que se haya firmado el pacto con ERC que no resulta fácil por las exigencias de los independentistas y el deseo de Sánchez de que se trate de un pacto público y dentro de la ley.

Aun así, el rey ha comunicado a la presidenta de las Cortes, Meritxell Batet, el comienzo de la habitual ronda de reuniones con los representantes de 16 de los 19 partidos -ERC, EH Bildu y CUP no asistirán- para proponer un candidato, y que poco le podrán decir en el caso de los que dudan en apoyar la investidura, porque antes quieren conocer el tenor del pacto entre el PSOE y ERC y si, en efecto, se encuentra dentro de las costuras constitucionales para decidir su voto. La reunión entre el rey y Sánchez tendrá lugar el próximo miércoles, un día después del nuevo encuentro previsto entre el PSOE y ERC, sin perspectivas de que se cierre el acuerdo pero con más datos sobre sus posibilidades, por lo que el presidente del Gobierno en funciones acudirá a La Zarzuela sin los apoyos necesarios, y con la sesión de investidura dejada para enero.      

La decisión del rey puede interpretarse como una recuperación de la tradición de iniciar la ronda de reuniones inmediatamente después de la constitución de las Cortes. Pero también como una forma de marcar su territorio frente al jefe del Ejecutivo, cuando se afirma en algunos mentideros de la Villa que las relaciones entre ambos no pasan por sus mejores momentos, o como una forma de urgir a los partidos para la formación de gobierno. Desde luego significa que Felipe VI no acudirá a la toma de posesión del nuevo presidente argentino, Alberto Fernández, justamente el 10 de diciembre, lo que también es un gesto de responsabilidad del rey. 

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