Opinión

Espejismo o realidad consistente

El Partido Popular ha votado a favor del decreto de la nueva normalidad que se tramitará como proyecto de ley como pedían Pablo Casado y Ciudadanos; también hay posibilidades de acuerdo en las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción sobre el futuro del Sistema Nacional de Salud. El diapasón de la crispación bajó en la última sesión de control al Congreso, y los llamamientos a la moderación por parte de los barones populares, sobre todo del gallego  Alberto Núñez Feijóo, que se examina en las urnas, han podido hacer algún efecto. Los empresarios, bien directamente  o bien a través de sus informes, también llaman a que el consenso se imponga en la vida política y demuestran con hechos su capacidad de acordar con el Ejecutivo. Los líderes de los tres partidos españoles, PSOE, PP y Ciudadanos, en el Parlamento Europeo han firmado un artículo conjunto en el que demuestran que caminan de la mano para que lleguen a nuestro país las mayores ayudas con las menores condicionalidades posibles.    

De forma paralela, entre los partidos que forman el Gobierno de coalición se han producido negociaciones en las que Unidas Podemos ha cedido en algunas de sus pretensiones fiscales y laborales que les alejan de su “populismo bolivariano”, con lo que facilitan el acuerdo en materia económica. Como ha ocurrido en las prórrogas del estado de alarma, los seguidores de Pablo Iglesias no han tenido inconveniente en votar junto a sus archiadversarios de Ciudadanos quien, al mismo tiempo tampoco han hecho cuestión de la presencia de UP en el Gobierno.

La cuestión es si estos ensayos de consensos, pactos y acuerdos son un espejismo que se acabará pronto, o si verdaderamente se logrará el objetivo de Pedro Sánchez cuando lanzó la idea de unos pactos de la Moncloa, derivadas luego en comisión parlamentaria para conseguir un gran acuerdo que permita hacer frente a las crisis social y económica que ha causado la pandemia. Que luego haya una pelea por ponerse la medalla del acuerdo sería el menor de los problemas y ya valoraría cada uno de los ciudadanos si han sido propiciados por “la reflexión del PP”, o por el cambio de actitud del Gobierno al escuchar a la oposición. La generosidad por parte de todos debe ser el terreno de juego porque no tardarán en aparecer quienes desde determinadas terminales políticas y mediáticas traten de impedir que la vida política entre en una etapa de sosiego, lo que no quiere decir ausencia de crítica, ni abandono de postulados ideológicos.

La próxima parada intermedia para comprobar que se impone la calma antes de la estación término de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado será la aprobación de las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción, con los votos de las urnas gallegas y vascas ya contados, que demostrará si el apaciguamiento de la política es una realidad consistente por parte del PP y se distancia aún más de Vox -que cada vez se sitúa más fuera del sistema-, una vez constatado que el covid-19 no se ha llevado por delante al tándem Sánchez-Iglesias. El Gobierno de coalición maneja la geometría variable y aún considera a ERC como uno de los puntales de su mayoría parlamentaria, a pesar de la ‘yenka’ que bailan los independentistas catalanes que, en efecto, con un ojo se miran el ombligo y con otro están pendientes del escenario electoral catalán.

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