Opinión

Fracaso en Tabarnia

Tarragona presta sus dos primeras letras a Tabarnia, esa construcción mental que reúne a los ciudadanos de la franja costera que agrupa también a Barcelona y  donde se reúne la mayor actividad de Cataluña en donde la independencia no es un sentimiento mayoritario entre sus gentes, según se ha demostrado en sucesivas elecciones. La huelga general convocadas por un sindicato independentista minoritario, y respaldada por el Govern de la Generalitat en protesta por el juicio del "procés", ha resultado un rotundo fracaso en Tarragona. 

La capital de la provincia que cuenta con más de 130.000 habitantes ha reunido en la Plaça de la Font, en la que se encuentra el Ayuntamiento -y que se encontraba dividida en dos desde primeras horas de la mañana- a un 5% de la población de su ciudad, siendo generosos. 

Durante todo el día la ciudad registró una actividad normal, con los autobuses urbanos circulando sin problemas, con el comercio abierto en su inmensísima mayoría y con algunos con el cierre echado pero sin ningún anuncio de que estuvieran "tancat" por la huelga general. Los universitarios de los campus tarraconenses, esos sí, pararon mayoritariamente, de la misma forma que algunos CDR cortaron con neumáticos -¿de dónde los sacan?, ¿quién se los vende?- algunas carreteras que no llegaron a crear grandes problemas circulatorios. Si la medida de la dureza de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes la dan el número de heridos y detenidos, en toda Tarragona se han producido tan solo dos detenciones. Una insignificancia. Incluso a los jóvenes manifestantes con esteladas como capa y barretina se les podía ver alternar al término de la manifestación en bares que tendrían que estar cerrados. Afortunadamente para los comerciantes no hubo piquetes que obligaran a echar el cierre.  

Quien el 21 de febrero se encontrara de turismo en Tarrragona habrá podido visitar sin problemas la catedral -un par de profesores explicaban sus secretos a una clase- pero no los monumentos romanos que han convertido a la ciudad en patrimonio universal de la humanidad de la Unesco. Al depender de organismos oficiales del Govern sus funcionarios han secundado la huelga. Y si de comer se trataba en la capital o en alguno de los pueblos de los alrededores -Torredembarra, Altafulla...- toda la oferta hostelera estaba a su disposición. En efecto, la huelga en esta parte de Tabarnia resultó un rotundo fracaso

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