Opinión

Dos invitados inesperados

Pendientes de que se produzca la crisis de Gobierno o remodelación, o minicrisis, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fijará mañana las directrices de la campaña de los populares para las elecciones europeas, pero entre tanto se han colado de rondón dos invitados que no estaban previstos, o que han sido sacados a pasear de manera muy oportuna para tratar de minar las posibilidades de los adversarios principales, que según las encuestas llegan a este tramo final muy igualados, aunque cada uno de ellos se da por vencedor a los puntos por la mínima.

Los visitantes inesperados han sido la investigación policial sobre un presunto fraude en los cursos de formación en algunas provincias andaluzas y en la que está por dilucidar su amplitud; y el segundo y más reciente, la revelación de que el candidato del PP a estas elecciones y comisario europeo in pectore, Miguel Arias Cañete, en su declaración de bienes ante el Congreso, habría omitido que las empresas de las que fue presidente habían mantenido y aún mantienen relaciones con la administración por cuanto su actividad se basa en concesiones administrativas, cuando en su día había afirmado que no tenían ninguna relación con el sector público.

Pues bien, son dos asuntos que hay que tratar de aclarar y de situar en sus justos términos cuanto antes. El primero afecta de forma frontolateral a los socialistas por cuanto tiene lugar en su feudo tradicional y viene a sumarse al caso de los ERE y derivadas, donde Susana Díaz quiere convertirse en la referencia de la lucha contra la corrupción, mientras sirve a sus adversarios para centrar el foco en la corrupción de los socialistas para tapar así las que se investigan en su ámbito. Sin embargo en el caso de Arias Cañete la acusación es singular porque afecta al cabeza de la candidatura que debe explicar sin dejar ningún género de dudas los hechos por los que se le señala.

Si fue sorprendente que se diera a conocer una investigación policial incipiente sobre los cursos de formación de parados en Andalucía y su presunto fraude, no lo es menos que hasta ahora no se hubiera reparado en la situación del todavía ministro de Agricultura, cuando su nombre se había relacionado con la empresas petrolíferas de abastecimiento de buques en Ceuta y también en Algeciras. Dos casualidades muy inoportunas.

Ambas revelaciones, sumadas a las previsibles instrucciones de campaña que Rajoy expondrá hoy ante la dirección de su partido, dan idea de que la cuestión europea y el modelo de construcción de la UE serán una anotación a pie de página o una mención de obligado cumplimiento. Porque lo que de verdad está en juego es sacar los colores al adversario principal -con alguna mención a la inutilidad del voto de castigo que cada uno de ellos pueda perder por el centro, la izquierda o la derecha-. A pesar de que queda otro año para la celebración de las elecciones municipales y autonómicas son un test de inusitada importancia para comprobar cómo van calando los discursos de la recuperación económica y la creación de empleo que maneja el Gobierno y su partido o el no menos cierto que afirma que las grandes cifras macroeconómicas que apuntalan ese optimismo no se han trasladado a una ciudadanía que teme que tardará mucho tiempo en notar esos efectos en su vida cotidiana y que ha dado por perdidos muchos de los logros conseguidos con anterioridad.

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