Opinión

Optimismo popular

La herencia pesa. Y no solo porque el PP aluda a ella dos años y medio de acceder al poder, sino porque les pesa a los propios socialistas que ven como a medida que se acerca el momento definitivo de la cita con las urnas los electores recuerdan los dos últimos años de gobierno socialista y el PSOE no acaba de remontar en las encuestas y de aprovechar el descenso en intención de voto de los populares. Esa es la principal conclusión del barómetro del CIS correspondiente al mes de abril cuya ‘foto’, referenciada a unas hipotéticas elecciones generales, indica que el PP tendría una estimación de voto del 31,9 por ciento, que representan una caída de más de 12 puntos respecto a las generales de noviembre de 2011, frente al 26,56 por ciento del PSOE, 5,7 puntos de diferencia, y lejos de remontar el 28,76% de aquella ocasión.

A pesar de que en voto directo más simpatía, el PSOE adelantaría en un punto a los populares, la “cocina” del CIS otorga al PP una distancia sustancial que contradice todas aquella encuestas que hasta hace poco vaticinaban un empate técnico con ligera ventaja socialista, y que reconoce un descenso del voto que suman ambas formaciones que no llega al 60%, aunque también desciende en unas décimas el apoyo que reciben tanto Izquierda Unida como UPyD. La encuesta fue terminada dos días antes de que Arias Cañete fuera designado cabeza de lista de los populares a las europeas por lo que no recoge la reacción ciudadana a ese nombramiento, mientras que Elena Valenciano, su oponente socialista, llevaba ya varias semanas de precampaña.

Quizá una explicación de la dificultad para remontar de los socialistas podría buscarse en el hecho de que a pesar de que la valoración del Gobierno es mala o muy mala para el 51% de los encuestados la labor de oposición del PSOE registra un peor dato, con el 69% que la considera así. Y otro tanto ocurre con la confianza que generan los líderes de ambos partidos que si es poca o ninguna para el 86% de los encuestados con respecto a Rajoy, es del 90,5 respecto a Rubalcaba, con Rosa Díaz, como la política mejor valorada, situación que tampoco rentabiliza en la misma medida a efectos electorales, y con Arias Cañete como el ministro mejor valorado -a pesar de su suspenso- que le da ese plus de partida en la campaña electoral para las europeas.

Otro dato relevante del barómetro del CIS del mes de abril es que los mensajes sobre la recuperación económica que lanza el Ejecutivo no acaban de calar a corto plazo porque el 85,2% de los encuestados cree que la situación económica es mala o muy mala y en percepción similar a la del año pasado, pero al menos se dobla el número de personas, hasta llegar al 23,5%, que creen que 2015 será un año mejor sin llegar a superar a los pesimistas que siguen siendo un 66%.

El paro sigue siendo el principal problema para la inmensa mayoría de los españoles –el 80%-, tanto como problema general como si les afecta personalmente, seguido de la corrupción, que pasa al tercer lugar detrás de los problemas económicos, cuando se les pregunta a los encuestados sobre su situación personal.

Ayer, por tanto, fue un buen día para el Gobierno en estadísticas –bajada del paro registrado y aumento de afiliación a la Seguridad Social en abril- y en encuestas, con su ventaja electoral de partida.

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