Opinión

Una reunión sin vistas

Mariano Rajoy y Artur Mas llegan a la reunión de hoy cada uno de ellos con un problema resuelto que deja aparentemente el marco de la entrevista en los mismos términos que se encontraba la pasada semana, antes de que Pedro Sánchez fuera elegido nuevo líder del PSOE y se comprometiera a mantener la misma política respecto al referéndum independentista en Cataluña que su predecesor, y antes de que Jordi Pujol reconociera, forzado por las circunstancias, que había defraudado al fisco durante treinta años y de que ayer mismo haya renunciado a sus prerrogativas como expresidente catalán y como presidente fundador del partido y la coalición que ha sido, hasta que se ha desatado el incendio independentista, la representación del seny catalán y del apoyo a la gobernabilidad de España.

Pedro Sánchez, en su primera entrevista con el jefe del Ejecutivo, mostró su coincidencia en que la consulta “no se puede celebrar porque es ilegal”, confirmando así la coalición que ambos partidos nacionales mantienen sobre el tronco del desafío catalán, aunque luego cada uno vea su solución definitiva de distinta manera. Así, la firmeza del líder de la oposición le sirve a Rajoy para recibir a Artur Mas con una respuesta sin fisura a sus pretensiones en el bloque constitucional. Del mismo modo el presidente de la Generalitat llega a La Moncloa con el asunto de Jordi Pujol zanjado en primera instancia, porque con la renuncia de Pujol a cargos y prebendas ha pretendido levantar un cortafuegos para que las feas actuaciones de su “padre político” no afecten a la salud del proyecto independentista catalán. Por eso ha dejado claro que la confesión pública de Jordi Pujol no va a condicionar la hoja de ruta que conduce al referéndum del 9-N, que ha pactado con aquellos que le marcan el terreno de juego en Cataluña y a los que se ha comprometido a consultar cualquier hipotético cambio respecto a la consulta.

A pesar del abandono terapéutico de Pujol, a Artur Mas, que no se apea de situar el asunto en el ámbito privado, se le abre un nuevo frente por las dudas que genera la actuación del ex presidente catalán -con todo el peso simbólico que le adorna-, al quedar de manifiesto que, al menos en este caso, el proyecto nacionalista ha estado al servicio de los intereses particulares de una familia señera, con el padre defraudador confeso y con los hijos, uno de ellos llamado en su día a ser su hereu político, investigados o imputados por actividades relacionadas con delitos de corrupción.

Con el no al referéndum del líder socialista y con el caso Jordi Pujol con sordina, la reunión de hoy en La Moncloa vuelve a generar muchas dudas acerca de que el necesario diálogo político, que se ha retrasado tanto tiempo, sirva para alcanzar algún punto de acuerdo, porque las posiciones de partida se encuentran tan enquistadas y tanto Rajoy como Mas están tan presionados para que no se muevan de sus casillas de partida, que no se puede descartar que la esperanza por los resultados de la entrevista se torne en frustración , si el referéndum va a seguir ahí, si el cambio de modelo de financiación no se va a abordar a corto plazo, y si el Gobierno no ve consenso sobre terceras vías y los nacionalistas catalanes tampoco están interesados en ese camino federalista.

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