Opinión

Un rey para servir

El rey Felipe VI con uniforme de gala de capitán general de los ejércitos pasó revista a las tropas que le rendían honores en el Patio de Armas del Palacio Real antes de dirigirse hacia el Salón del Trono donde tuvieron lugar los actos de celebración de la Pascua Militar, el primero que presidía. Fue aquí hace justamente hace un año cuando su padre el rey Juan Carlos tomó la decisión de acelerar su abdicación. Un año que ha servido para que la Corona recupere buena parte de la credibilidad perdida, en demostración de que cuando las cosas se hacen bien y se da ejemplo vuelve el aprecio ciudadano. “Mandar es servir”, dijo recordando una de las primeras enseñanzas que recibió a su paso por las academias militares y que puede ser metáfora de la nueva etapa.

En el plazo de dos semanas, el rey pronuncia dos de los discursos más importantes del año aunque dirigidos a auditorios bien distintos, el de Nochebuena dedicado a los problemas internos y el de ayer más volcado a la política de defensa y seguridad y la defensa de la soberanía y su repercusión en la política exterior. Y aunque las Fuerzas Armadas son también garantes de la unidad de España, como reconoce la Constitución, este aspecto ni lo abordó el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ni el propio rey.

Una vez más nadie podrá decir que de los discursos de las máximas autoridades militares se desprende algún tipo de amenaza a las libertades públicas o a un proceso político. Sin duda que a algunos les hubiera gustado alguna referencia, alguna insinuación velada que pudiera alimentar su victimismo, pero no se ha producido y nadie puede señalar a las Fuerza Armadas como actores de una intimidación hacia el interior. 

Tanto el rey como el ministro centraron su discurso en la necesidad de contar con unas FAS “modernas, flexibles y eficaces, comprometidas con su misión constitucional, la defensa de la Nación y de sus intereses dónde y cuándo sean necesario” –Morenés- , y que son “instrumento de la política exterior de España” –don Felipe- y que como tal se han hecho acreedoras del respeto de los españoles y del reconocimiento de los socios y aliados por la profesionalidad y compromiso en sus actuaciones en las misiones internacionales, y en las que el rey destacó, junto a la “valentía”, otras dos características que han hecho que los soldados y marinos españoles dejen su impronta en las misiones en las que han participado, “la humanidad y la empatía”. 

La preparación para las nuevas amenazas para la seguridad nacional, las que proceden tanto del otro lado del Mediterráneo como las relacionadas con la ciberseguridad y la necesidad de que sean objeto de una respuesta rápida se encuentra en el origen de la reestructuración de la FAS y de la adecuación de la doctrina militar realizada a lo largo del pasado año, fueron los aspectos más destacadas por el rey y Morenés en sus discursos, muy coincidentes en todos sus aspectos.

Los ejércitos han realizado un ejercicio destacable de austeridad a lo largo de la crisis económica y ahora que el Gobierno afirma que la actividad económica va a despegar Morenés ha aprovechado para recordar que la seguridad y la defensa “requieren una inversión acorde a su evidente, cada día más, necesida

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