Opinión

Una semana por delante

La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, tiene justo una semana para decidir si convoca elecciones anticipadas en su comunidad autónoma para finales de marzo si las quiere celebrar en solitario, como es habitual en las comunidades autónomas ‘históricas’. La decisión, que tendría que adoptarla en el consejo de gobierno del próximo martes, suscita varias cuestiones: a quien perjudica el adelanto, o que fue primero si el huevo o la gallina, si el interés de la propia Susana Díaz por legitimar en la urnas el cargo que ocupa, o el deseo de IU por comenzar a desmarcarse del PSOE-A, porque como en todos los gobiernos de coalición hay un momento en el que el socio minoritario tiene que comenzar a marcar distancias.

Susana Díaz sabe que juega con el calendario a favor, porque el que da primero da dos veces, las encuestas soplan de popa para los socialistas andaluces, al líder del PP-A , José Manuel Moreno, las elecciones le pillan sin haber consolidado su liderazgo ni su figura pública en la región, y a Podemos, pese a la presencia de Iglesias en Sevilla el pasado fin de semana, con más problemas internos que con programa local. Y pese a los aspavientos de IU-LVA y otros dirigentes nacionales de la formación, este partido tiene la oportunidad de cabalgar una ola que se les va tragar en otros lugares. Además, no pueden poner en cuestión la continuidad del gobierno de coalición a cinco meses vistas con un referéndum, y rasgarse las vestiduras por las consecuencias de defender sus intereses. O sea, que está en sus manos la continuidad de la legislatura si se compromete a cumplir el pacto de Gobierno, que ya está roto.

Si el adelanto electoral se produce se podrá considerar un fracaso, y así lo hacen aquellos a quienes la convocatoria les pillaría a contrapié, que son los mismos que sacarán partido de la latente inestabilidad del gobierno andaluz y de su división interna seguida de acusaciones de inoperancia, etcétera, etcétera.

Con las prisas en la convocatoria, Susana Díaz se evita la realización de primarias, y si gana las elecciones la cuestión es si va a mantener el discurso de que Andalucía es “su prioridad”, o si después de revalidar la victoria, en el caso de que así lo dictaminen las urnas, va a hacer “un Gallardón” o “un Esperanza Aguirre”, para abandonar el cargo después de ganar; o “un Griñán”, del que ella se benefició al ser designada presidenta de Andalucía, para lanzarse luego a la política nacional si Pedro Sánchez no obtuviera unos buenos resultados electorales dos meses después, en las municipales y autonómicas. O sea que los andaluces debieran votar en esta ocasión, si lo hacen al PSOE-A, mirando tanto a la candidata a la presidencia como al ‘delfín’, pensando en que la lideresa puede lanzar su órdago para ocupar el despacho de la calle Ferraz.

En las circunstancias actuales el adelanto electoral andaluz sería el mejor escenario para los socialistas si las urnas respaldan a Susana Díaz, porque darán la primera medida del castigo, o no, al PP –que ganó las pasadas elecciones regionales sin mayoría suficiente para gobernar- y una buena base de partida para reconquistar poder en las grandes ciudades andaluzas, además de que sería la primera victoria de los socialistas desde 2008,salvo Asturias.

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