Opinión

Alfonso Guerra acierta: habrá referéndum en Cataluña, disfrazado

Para cerciorarse de que antes o después, disfrazada como convenga, va a celebrarse en una consulta popular avaladora no era necesario que Alfonso Guerra exhibiera su conocida intuición. Bastaba con repasar el propio proceso desde aquella reunión primera de Pedro Sánchez con Torra en diciembre de 2018 para “desjudicializar” lo que llegó a calificarse de “agresión del Estado contra Cataluña” (sic). Claro que no. Bastaba con atenerse a la estadística que con tanto acierto invoca la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Para saber de qué hablamos no se debe uno fiar de las simplezas del portavoz Bolaños, sino de lo que dicen los beneficiados y tramitadores de los acuerdos con Sánchez como la citada, quien acierta cuando dice: “El Gobierno no veía bien los indultos y también dijo que no derogaría nunca la sedición”. Y los hubo. La única duda en este momento es si ese referéndum se llevará a cabo por la llamada “vía montenegrina” (pactado en principio como quiere ERC y Aragonès) o unilateral, como Junqueras no descarta. En Cataluña no tienen dudas: El conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, ha destacado que son muchas las cosas que el Gobierno de Pedro Sánchez ha dicho que no pasarían y han acabado pasando, y cree que esto es lo que ocurrirá con la petición de celebrar un referéndum de autodeterminación-

Bien es cierto que convocan hoy en día un referéndum en España, uno de verdad, es harto complejo, pero no imposible, y dada la experiencia, no nos extrañaría que fabriquen ese sucedáneo en forma de consulta (¿cómo y con qué efectos y utilidad que proponen Illa e Iceta y que pretende ser una consulta diferente de la que quieren Junqueras y Aragonés?). Como señala Oliver Araujo, “el referéndum previsto en el artículo 92 de la Constitución tiene carácter facultativo ya que los poderes públicos pertinentes podrían adoptar la decisión política de especial trascendencia”. A ver por dónde salen, porque en todo caso tendríamos que votar todos los españoles y no sólo los avecindados en Cataluña, Pero conviene empero revolver un poco los archivos de este proceso, para hallar el hilo conductor que permita seguirlos documentadamente. Cuando Sánchez y Aragonés retomaron el diálogo intergubernamental en septiembre de 2021, las referencias del acuerdo, aunque con contradicciones, según las versiones, aludían directamente, por parte del “honorable president” a que lo pactado entre gobiernos tendría que ser confirmado mediante una consulta a la ciudadanía de Cataluña, esto es un referéndum o qué otra cosa. Y vista la experiencia, resulta más fiable lo que dice Aragonès, que nunca ha cambiado su mensaje, de lo que dice Sánchez o sus portavoces. 

¿Y qué paso se han dado por parte del Gobierno, que no se correspondan a la hoja de ruta del independentismo, desmontando de cara al futuro que el Estado pudiera responder con instrumentos eficaces si los independentistas catalanes reiteren, si no hay referéndum pactado, al camino unilateral para alcanzar su irrenunciable objetivo? Lo más indignante del proceso que vivimos es que de nuevo el Gobierno crea que los españoles somos una masa de bóvidos, y mientan con todo descaro. La más burla de las mentiras es decir que, con sus cesiones a costa de la seguridad y existencia del Estado mismo, se ha rebajado la tensión y que Cataluña está mejor. Lo que está mejor es el envalentonamiento de quienes de modo tan fácil imponen su hoja de ruta hacia la independencia. Basta con escuchar lo que afirman remachando su objetivo.

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