Opinión

¿Compensó a Tamames embarcarse en una ficticia moción de censura?

Conclusión para empezar: ¿Qué necesidad tenía el profesor Tamames a estas alturas de su vida de embarcarse en este enredo sin verdadero horizonte efectivo? Es una de esas ocasiones en la vida que uno se pregunta no el “porqué” sino el “para qué”. Tamames no era candidato, salvo formalmente, a presidente de Gobierno, no presentaba un programa, sino una crítica selectiva al actual. El único atractivo real de su comparecencia, era, al menos para quienes seguimos y admiramos su obra, el placer de escucharlo, de ver cómo le decía a Pedro Sánchez y sus consocios de Gobierno lo que muchos pensamos. He de confesar que en alguna secuencia de la sesión final sentí pena. Tamames resistió gallardamente casi todos los ataques, otros los rehuyó sin más, como cansado. Al final vino a decirnos que era como una despedida. Casualmente, este episodio me coge leyendo uno de sus últimos libros, titulado La mitad del mundo que fue de España. Una historia verdadera, casi increíble. (Barcelona: Espasa, 2021). Como todo los suyo es un libro denso, bien documentado. Por eso no se comprende que lo hubieran convencido para convertirse en protagonista, insisto, para qué, de un episodio como éste, sobre todo, cuando el propio interés y validación de su discurso quedó anulado y permitió a los opositores elaborar sus réplicas antes de escucharlo.

Ciertamente, salvo excepciones, el tono del debate correspondió, a lo que se espera de una cámara democrática, salvo que todos sabíamos el final. En todo caso, Tamames merecía, por parte de algunos, más respeto. El más vociferante fue Patxi López. En su interminable parlamento, las alusiones a la corrupción de la derecha habrían quedado mejor si, de paso, recordara u rechazara las de su propio partido, incluidos los EREs y las más reciente conocidas.

Tras repasar los vídeos de las dos sesiones y releer el discurso de Tamames, me sigo preguntando “para qué”. ¿Qué se pretendía, a dónde se quería llegar? ¿Compensó a Tamames tener que aguantar lo que estos días se escribe y comenta sobre su persona, como borrando de un plumazo todo su pasado de luchador por la democracia desde su tiempos juveniles y estudioso de la realidad nacional? Porque era la cuestión esencial para mí y a ello parece responder el guión de su discurso. Tamames tiene una idea clara de España y trató de exponer todos los problemas actuales de cuyas soluciones discrepa y razona en cuestiones esenciales, al tiempo que introdujo otras que sorprendieron sobre todo en materia de política exterior. Sinceramente, me ha parecido todo esto algo estrambótico, como fuera del tiempo real que aceptara el papel que le tocó.

Las críticas a las cesiones al independentismo o su discrepancia con la Ley de Memoria Democrática hubieran dado materia suficiente para centrarse en dichos temas, especialmente en este último, al valorar también los errores de la II República y los episodios del año 1934 dentro del cómputo de la inestabilidad que desembocó en la tragedia de 36. Es un asunto en que los historiadores mantienen posiciones divergentes. Tamames quiso, quizá, abarcar demasiado. Cierto que estuvo acertado al señalar los riesgos de la inseguridad jurídica del Estado, su propia pervivencia y otros puntos preocupantes. Y, sobre todo, la economía, las políticas sociales y de trabajo. Llamaron la atención alguna de sus propuestas conservadoras.

De todos modos, quedó clara su preocupación por los riesgos de polarización de la sociedad y la quiebra de los modelos de convivencia. Su mensaje esencial fue, a mi entender que dentro, de la discrepancia, se debe defender la Constitución y darle el impulso necesario que ha decaído. Y sobre todo los riesgos de los efectos ya apreciados y por apreciar de las políticas del llamado “Gobierno progresista”, como insistía aquel que dijera que “por sus principios” nunca alistaría a los que ahora lo componen. Después de todo, no sé si Tamames sentirá compensando y satisfecho por lo que pudo decir. Su paso por el Congreso deja un cierto amargor. Quizá hubiera sido mejor un buen artículo o un libro con sus reflexiones.

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