Opinión

Los riesgos que suponen para la defensa del Estado jugar con el Código Penal

Uno de los aspectos más insólitos del tiempo que nos hace vivir el Gobierno de progreso y sus consocios, y sus respectivas contratas, es el trato que recibe el esencial principio de la relación subsidiaria de los conceptos de “Estado” y de “Derecho”, como nos enseñó el que está considerado como el gran jurista del siglo XX, Hans Kelsen, cuya doctrina fundamente la base de la sociedad moderna. Pero en España, en este momento, el Derecho no se reforma y adapta en función de los propios principios fundamentales del propio Estado; es decir, el interés general de la sociedad. Al contrario, las leyes se ahorman en función del pacto particular, de la contraprestación necesaria que deben recibir quienes quieren desmontar ese Estado, a cambio de su transitorio apoyo a que siga a su frente quien lo pone en almoneda, quien lo coloca sobre la mesa en la mesa de los apaños, a fin de que sus concurrentes consocios corten, diseñen y amolden la Ley a sus propias ambiciones y objetivos. El precio es elevado y la propia contraprestación miserable.

Ya el propio fiscal general del Estado ha advertido que el Código Penal, reformado por el Gobierno del PSOE, en 1995, es una unidad armónica, complementada y equilibrada, y el propio Torra, ex presidente de la Generalitat dice que Sánchez, que tanto beneficia a los suyos, hace lo que sea para seguir en el poder. Ya lo vemos. Si el partido de los socialistas acepta seguir con ese proceso podemos llegar a cualquier parte. Aparte, se han dado cuenta de que al meter en el mismo saco la reforma del delito de malversación, (como complemento del de sedición) una buena parte de los delincuentes económicos se iban a beneficiar de la rebaja. A lo largo de la historia reciente, se ha definido al Estado como la expresión de una sociedad humana asentada de manera permanente en el territorio que le corresponde, sujeta a un poder soberano que crea, define y aplica un orden jurídico que la estructura para alcanzar el bien público común, concepto desprendido del mismísimo Platon. Sobre esa idea, Kelsen remacha que el Estado es un ordenamiento jurídico vigente y válido en un determinado territorio. Por lo visto, quienes creemos en el Estado como un todo permanente erramos. El Estado es ahora “la temporalidad, sometido a los vaivenes ocasionales de la política”.

Las democracias a las que, por lo visto, y mira que insisten en ello, tenemos que homologarnos, suprimiendo o transformando el delito de sedición, se fundamentan en gran medida en el propio pensamiento de Kelsen. que él describe como pirámide de su nombre: Constitución, ley, decreto ley, ordenanza; es decir el sistema jurídico escalonado. Como escribe Pablo de Lora, a Kelsen se debe no sólo la propagación del modelo concentrado de control judicial de constitucionalidad en Europa. Con respecto a nuestro caso presente, el propio fiscal general del Estado, sin duda sensible a las especulaciones sobre las reformas del Código Penal nos ha recordado que ese corpus jurídico es una realidad armónica y armonizada en su conjunto, por lo que unos artículos se complementan con otros para reprimir con eficacia las acciones que merecen el reproche penal, y que en ocasiones concursan y se entremezclan. Aparte de la sedición, tocar el delito de malversación de fondos públicos tendría efectos secundarios no ya sobre las responsabilidades de los políticos del procès, sino sobre una serie de causas penales escandalosas que, dada la retroactividad positiva de nuestras leyes, alcanzaría a una masa de delincuentes económicos de lo más variado. Los habituales portavoces del sanchismo insisten en que, gracias a las políticas del presidente, las relaciones de Cataluña con el resto de España han mejorado y que el independentismo desciende. ¿O es que no leen o escuchan a Junqueras o Aragonès, en el sentido de que gracias a ellos se impone la hoja de ruta que expusieron a Sánchez sin renunciar a sus metas, y tras arrancarle la anulación del delito de sedición, a lo que debe seguir el de malversación, y que su meta siguiente es la amnistía y el referéndum para la independencia? Lo único que hacen las cesiones de Sánchez es allanar el camino hacia esas metas y el retorno triunfal de Puigdemont.

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