Opinión

O Casino dos Cabaleiros

Trascorría o ano 1879 e a Praza Maior non era só o cerne do poder político e relixioso da cidade ao ter nela as Casas Consistoriais e o Pazo e o Curral do Bispo, tamén tiña nela a súa sé o centro social por excelencia, o Casino dos Cabaleiros, mais O Espolón, o primeiro paseo da cidade de familias con posibles. Ramón Otero Pedrayo, na “Guia de Galicia”, fala da situación do Casino:  “Son más ordenadas las de la banda N. y O. (...) la última del O., en cuyos salones vivió el antiguo Casino de Caballeros (...)"

O Casino ocupou parte dos edifícios propiedade da marquesa de Leis na rúa Barreira, 2, 4, 6 e 8, como se amosa nas fotos aquí incluídas e que foron realizadas o 8 de agosto de 1935, data sinalada a lápis polo autor, Ático Noguerol Iglesias, nas partes posteriores (arquivo de Lucila Varela Noguerol); edificacións derrubadas pouco despois para abrir a rúa Doutor Marañón, inaugurada en 1963, polo que hoxe, ademais da rúa, quedou un solar, o número 1 da Praza Maior. Estas fotos están tomadas desde os números impares e pares da rúa, de arriba abaixo e ao revés. 

Ático expresou:  “Calle de la Barrera, vista tomada desde los números impares, mejor dicho desde el medio de la calle.

 Estas casas de la izquierda de la foto le llaman de la Marquesa de Leis y la otra que fue casino y propiedad de Don Enrique Estuy, hoy es del Severo, fabricante de ropas hechas. Estas casas serán derribadas para hacer una calle que vaya desde la de la Barrera al Puente de la Burga” (Doutor Marañón).

O comerciante de roupas Severo era Severo Fernández (Sefer). Estaba situado na rúa Barreira nº 4, hoxendía sería Praza Maior, 1.

 José Adrio Menéndez, no capítulo XX do libro “Del Orense Antiguo 1830-1900”, fálanos: “El Casino Orensano era la sociedad que blasonaba, con justos títulos, distinguida y aristocrática.

 Una rigurosa selección precedía al ingreso de los socios; y en cuanto a las Juntas directivas, integrábanse siempre con personas prestigosas por depurado abolengo.

Las estancias del Casino se hallaban decoradas con pleno lujo; y de su Salón de Fiestas, que se abría al año contadas veces, pudiera decirse que era un modelo de buen gusto.

 En el año a que nos referimos (1879), constituían su directiva los señores siguientes:

Presidente, D. Ramón Pedrayo Silva, y vocales, don Martín Aviñoá, D. Luciano Figuras, D. Antonio Montenegro, Ricardo R. Marquina, D. León Gayarzón, don Antonio Varela, D. Tomás Dacal y D. Ramón Quesada.

 El Casino quiso despedir el año con una fiesta, como todas las suyas: espléndida.  Y ya fijada la fecha del Natal para celebrarla, no se reparó en gastos y sacrificios, poniendo sus recursos a disposición de las distintas comisiones encargadas de llevarlas a cabo: aventose el polvo de cuadros y repisas, aviváronse las pinturas, limpiaron los bronces, diose brillo a las lunas azogadas y duplicáronse las luces.

Tiestos con begonias de veteadas hojas adornaban de modo artístico la entrada del Salón y ni un detalle fue omitido en el embellecimiento del conjunto. La blanca alfombra y los drapeados cortinones de terciopelo verde, recogidos con dobles calabrotes y borlas de seda de largo fleco, completaban tan fantástico y regio aspecto.

Y llegó la noche del festival y a él asistieron vistiendo tocados de severa elegancia, las señoritas de… ¡perdón lector! la pluma delicada y correcta detiénese en el instante de ir a consignar los nombres de aquellas damas bellísimas, algunas de las cuales viven, por fortuna. Hacerlo, fuera tanto como exhumar apolilladas partidas de nacimiento que habrían de descubrir vejeces respetables.

Y del elemento masculino, Dacal Ambrosio, Varela Sotelo, Camino, Saenz Marquina, Caamaño Caula, Otero, Porras Menéndez, Diéguez Reigada, Tundidor, Santamarina, Gaite y Lloves, Ignesón Paz, Temes (I. y F.), Anta García, Gomez Stuyck (E, y S.), Taboada González (A. y J.) Rodríguez Tutor, Galán, Martínez y Araujo…

 Y entre los giros del vals corrido, la mazurca de dos pasos, las cadencias de la danza y el rigodón ceremonioso, pasáronse las horas velozmente, hasta que fue llegada la del alba.

 Ya desierto el salón donde el amor mintió a raudales, los mozos de servicio Marcos y Luis, cansados de la brega apagaron las bugías (sic) de arañas y candelabros, penetrando tenue y difusa la rosada luz crepuscular.

Después quitaron las vidrieras que daban al soportal, y al intentar el cierre de las puertas exteriores, observaron que las habían 'sustraído'.  Inútilmente dirigieron la vista a todas partes, haciendo mil preguntas a los madrugadores que pasaban. Todo en vano. El Casino no podía cerrarse.

Por fin, horas más tarde, fueron halladas sobre el cupé del coche que hacía la línea de Santiago, en la Huerta del Concejo. Dos jóvenes de esa ciudad, tan conocidos por sus apodos como por sus travesuras ingeniosas, condujéronlas a sitial tan 'elevado”.

 Desaparecido, o único que se conserva del é a lámpara do salón principal, situada no cruceiro da igrexa de Santa Eufemia a Real do Centro.O labor social da cidade continuou con outras entidades culturais: o Liceo Recreo Ourensán, o Club Tenis, o Orfeón Unión Ourensan, o Ateneo de Ourense... Algunhas delas desapareceron ao trocar os tempos e a cultura social de hoxe. 

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