Opinión

La nevada despertó a los políticos

Estaban hibernando, disfrutando de unas largas vacaciones, ajenos a cualquier preocupación y la nevada les despertó. Les despertó el instinto acusador que tienen los políticos cuando están en la oposición y que pierden, esos mismos políticos, cuando alcanzan el poder. Da igual el color político, cuando pasan estas cosas, los comportamientos son siempre idénticos: unos denuncian imprevisión y los otros dicen que se tomaron todas las medidas necesarias. Y al cabo de unos días, unos y otros se olvidan de todo hasta la próxima. Casi siempre es táctica, pura táctica. Para hacer daño al adversario.

Estoy seguro de que, al margen de pedir las responsabilidades correspondientes, como es obligado; al margen de pedir disculpas, hacer la imprescindible autocrítica y obligar a asumir esas responsabilidades a quien corresponda; al margen de que los ciudadanos reconozcamos que hacer lo que nos da la gana y no escuchar las advertencias que nos hacen, tiene consecuencias... al margen de todo eso, lo que yo espero es que los políticos, de la ideología que sean, se dediquen a hacer política en serio. Ya es hora. Y la lista de asuntos por resolver es tan larga que ni trabajando 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año, que no es el caso, darían abasto.

No me extraña que algunos barones del PP -no todos- reclamen al Gobierno que recupere la iniciativa después de los varapalos electorales que está sufriendo y de los que se avizoran y con el temor, comprensible y estadísticamente demostrado, de que Ciudadanos, sin hacer mucho, se esté quedando con "su" electorado. Muchos pensamos que si Rajoy no cambia muchas cosas y algunas personas el PP puede dejar de ser la primera opción electoral para los españoles en la próxima cita electoral. El problema es que el primero que tenía que cambiar es Mariano Rajoy y no parece que esté dispuesto a alterar su configuración genética, esa que le lleva a no hacer nada siempre que sea posible.

El Partido Popular ha desaprovechado una Legislatura en la que, utilizando la política, la generosidad y la inteligencia, se podrían haber cerrado acuerdos con Ciudadanos y con el PSOE para sentar las bases de una reforma profunda del Estado y garantizar un futuro mejor para todos los ciudadanos. 2016 fue un año perdido legislativamente y 2017 casi lo mismo porque no se aprobó ninguna ley orgánica -16 en 2015-, sólo se aprobaron nueve leyes ordinarias -48 en 2015- y, eso sí, 19 decretos leyes, aprobados directamente por el Ejecutivo. Para 2018, el Gobierno de Rajoy quiere aprobar nueve leyes orgánicas, 38 ordinarias y 240 reales decretos, siempre que cuente con el apoyo de otros partidos, lo que seguramente no ha empezado a negociar. Papel mojado, promesas vacías.

La oposición tampoco ha dado muestras de querer reformar el país. Podían haber obligado a Rajoy a hacer reformas pactadas y con voluntad de durar, aunque hubiera cambios políticos. Pero no han querido. Unos y otros buscan el poder, no la política. A ver si ahora que les ha "despertado" la nevada, se ponen a ello.

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