Opinión

Hipocresía y cinismo

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. Lo dijo Aristóteles hace tiempo, pero, desde entonces, muchos siguen intentando desmentirle. Ahora resulta que quien se examina en las elecciones andaluzas no es Juan Manuel Moreno Bonilla y su gestión durante estos años ni tan siquiera la oposición de izquierdas que gobernó Andalucía durante 36 años y que garantizaba todos los desastres posibles si la derecha llegaba al poder. Tampoco se examina la política de Pedro Sánchez durante estos últimos años y lo que puede significar un resultado negativo en lo que es su gran granero de votos. Al parecer, quien se examina es Alberto Núñez Feijóo. Quien tiene que acreditar su moderación -lo dicen casi todos los comentaristas que se autodenominan “progresistas”-, es el líder del PP. Y si se le ocurre pactar con Vox -ahora en Andalucía, mañana en otros lugares-, copio textualmente de uno de ellos “habrá abierto un camino inexplorado y potencialmente muy amargo para todo el país”.

A mí me gustaría que Vox estuviera lejos de cualquier Gobierno, pero tiene los mismos derechos que cualquier otro partido que respete la Constitución y las leyes. Es hipócrita y cínico que los que aceptan el pacto de Sánchez con los herederos de ETA, con los que han tratado de dar un golpe de Estado para conseguir la independencia y con la extrema izquierda, estigmaticen un posible acuerdo PP-Vox. A Fernando Savater, que criticó en un artículo que Sánchez, se hubiera apoyado para conseguir el poder “en la hez populista incompetente y disgregadora”, le ha caído una bronca descomunal. Para quienes reparten los carnés de ética y democracia, solo Vox puede ser la hez populista. Lo demás es “conocido y dulce”.

Si a Feijóo, que apenas ha empezado su camino de candidato a la presidencia y que todavía tiene que demostrar muchas cosas, se le ocurre pedir el voto “para no tener que salir el lunes a las calles”, le hubieran acusado de golpista. Pero si eso lo dice, y lo ha dicho, Adriana Lastra, la número 2 del PSOE, no pasa nada. Eso es hipocresía y cinismo.

Si a cualquier cargo del PP, que hubiera prometido dimitir si era investigado, le hubieran acusado como a Mónica Oltra, le hubieran masacrado. A la vicepresidenta del Gobierno valenciano que se niega a dimitir pese a estar investigada, como ha exigido ella siempre a los otros y como ordena el código ético de su partido, no solo la apoyan los suyos con descaro antidemocrático, sino que el presidente del Gobierno valenciano mira para otro lado antes que arriesgarse a unas nuevas elecciones. Hipocresía y cinismo.

El Gobierno acelera una ley para vetar la sanidad privada, pero mantiene el concierto con esa sanidad privada, que algunos ministros querrían hacer desaparecer, para sus funcionarios públicos porque mandar de golpe tres millones de ciudadanos a la sanidad pública la colapsaría. Cinismo e hipocresía.

Este mismo Gobierno ha encargado al Defensor del Pueblo un informe sobre los abusos históricos en el seno de la Iglesia católica -gravísimos e intolerables- sabiendo que la misión del Defensor es defender los derechos de los ciudadanos mediante la supervisión “de las Administraciones públicas”. Y la Iglesia no lo es por lo que la decisión es de dudosa constitucionalidad. Pero es hipocresía y cinismo porque ni el Gobierno ni los partidos que han apoyado esta decisión buscan detectar donde se producen hoy los abusos en España -miles de denuncias cada año, casi ninguna relativa a la Iglesia- y buscar medidas para evitarlo y castigar a los culpables. Todo parece una causa general contra la Iglesia. El escritor y periodista norteamericano Henry-Louis Mencken dijo que “un cínico es un hombre que cuando huele flores busca un ataúd alrededor”. Estamos rodeados de cínicos.

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