Opinión

El candidato

El candidato estaba nervioso, las encuestas le eran desfavorables, los militantes conspiraban contra él, los estudiantes pasaban de todo lo relacionado con la política, el pequeño comercio estaba cabreado con todos los políticos y los electores influyentes habían apostado por los candidatos de otras formaciones: ¿Cómo revertir una situación tan adversa?

Todo empezó seis meses antes, cuando el secretario general del partido de la oposición le había visitado en su lugar de trabajo. Él era un reconocido profesional en el ámbito de la gestión, con muchos amigos y muy buenas relaciones con todo el vecindario del pequeño ayuntamiento en el que había fijado su residencia. El dirigente que lo visitó venía acompañado del responsable de organización del partido y con la secretaria de relaciones institucionales. Le ofrecían el encabezamiento de la candidatura de su organización para las próximas elecciones municipales; le prometieron el apoyo de toda la formación, los recursos económicos necesarios para costear una buena campaña; la autonomía para configurar la lista de los candidatos que le habían de acompañar y la libertad para confeccionar el programa electoral. Les dijo que tenía que pensarlo, que él era un neófito en cuestiones políticas, que tenía que atender a su familia y que no podía abandonar su actividad profesional. Los tres insistieron, le plantearon un futuro de éxitos; la oportunidad de trasformar su ciudad, de mejorar los servicios, de acercar la institución a los ciudadanos y para todo ello contaría siempre con la organización del partido. Entonces pidió tiempo para pensarlo y le concedieron tres días.

Fueron tres días de intenso trabajo. Lo primero que hizo fue consultar con su familia, estos no quisieron manifestar su opinión por considerar que era algo que debía de decidir él mismo sin dejarse influenciar por nadie, aunque le agradecieron que compartiese con ellos las dudas que tenía. Solo su madre se manifestó claramente en contra argumentando que la política era peligrosa para un advenedizo como él. Luego se reunió con sus mejores amigos que le animaron a aceptar y le ofrecieron su apoyo para todo el proceso electoral. Lo que más le costó fue comentarlo con sus mejores clientes, casi todos manifestaron sus dudas y alguno incluso llegó a amenazarlo con romper las relaciones empresariales que compartían si aceptaba la propuesta.
 Cada hora que pasaba aumentaban sus dudas; concluido el plazo se dirigió al restaurante “La cercanía” en el que había quedado para dar su respuesta que en todo caso sería negativa. Cuando se disponía a entrar se encontró con una violenta discusión; tres hombres empujaban a un inmigrante africano y lo arrojaban fuera del local con gritos y frases ofensivas: “Vete para tu país. Por culpa vuestra los españoles que lo necesitan no cuentan con ayudas. Sois responsables de que el paro de los españoles aumente”…Traspasó la puerta y se sentó esperando a sus contertulios. Cuando estos llegaron y antes de que se sentaran les dijo: “Acepto, cuando empezamos”.

 La campaña había sido un desastre, sus respaldos esenciales lo habían abandonado, sus clientes habían suspendido las relaciones con su empresa, su partido le había retirado el apoyo y sus más fieles amigos lo rehuían, solo su familia le apoyó en esos duros momento. ¿Qué había fallado? Había incluido en el programa los cinco puntos que consideraba serían el eje de su actividad política, a pesar de la opinión en contra de sus compañeros de candidatura. A) Todo ser humano tendrá en este ayuntamiento el mismo trato y derechos, independientemente de su procedencia, condición, raza, creencias, sexo, religión e ideología. B) Quedarán libres de impuestos aquellos vecinos que carezcan de ingresos y se encuentren en situación de emergencia. C) Se gravarán las actividades especulativas. D) El acceso a cualquier puesto de trabajo en el sector público dependiente del ayuntamiento se hará con publicidad, mérito y capacidad. E) Se reducen un 80% los ingresos por dietas de asistencia de los miembros de esta corporación y las cantidades ahorradas se destinarán a sufragar gastos sociales. 

Después del naufragio electoral, el candidato dimitió y, acompañado de su familia, abandonó la villa, no sin antes despedirse con una frase de André Malraux: “La gente tiene los gobernantes que se le parecen”.

Te puede interesar