Opinión

El hombre interesante

El día estaba gris, una llovizna persistente humedecía a una castigada vegetación agostada por el calor de un verano infernal y además estaba ennegrecida por la mano devastadora de pirómanos incontrolados, que año tras año aportaban su colaboración criminal al deterioro de la naturaleza. El viejo abrió los ojos y trató de ubicarse después de un sueño placentero, había soñado, una vez más, con las imágenes de una infancia feliz. Cuando se desperezó el gallo anunciaba un cercano amanecer. Se levantó lentamente y notó que tenía las extremidades adormecidas por la inmovilidad de un reposo traicionero. Hizo los ejercicios de rigor y salió a pasear. Estaba contento, el día anterior había recuperado un antiguo ejemplar de la Revista de Occidente, era la quinta edición de la obra de José Ortega y Gasset:” Estudios sobre el Amor”. El libro estaba virgen, nadie lo había leído y prueba de ello es que las hojas estaban unidas y tuvo que dedicar más de una hora a separarlas para poder acceder a sus interesantes secretos. El índice parecía prometedor, indicaba la recopilación de artículos que constituyen el contenido del libro: Facciones de amor (julio 26), Amor en Stendhal (Agosto del 26), La elección de Amor (Julio del 27), Divagación ante el retrato de la Marquesa de Santillana (1918). Paisaje con una corza al fondo (Mayo del 27). Esquema de Salomé (1921) y Para una psicología del hombre interesante (Julio del 25).

En el último citado, el autor llega a una conclusión que hoy nos parece sorprendente ya que expresa con firmeza (página 192): “... el hombre interesante es aquel de quien las mujeres se enamoran…”, y continúa escribiendo en la página 194… “los hombres pueden dividirse en tres clases: los que creen ser Don Juanes, los que creen haberlo sido y los que creen haberlo podido ser, pero no quisieron…”. En general el texto parece profundamente machista y relega a la mujer a simple comparsa en el juego del cortejo amoroso. En cierto modo proyecta la figura de Don Juan como ejemplo a imitar. El anciano milenario era consciente de que el terreno del amor es muy resbaladizo y sin embargo cualquiera se cree legitimado para pontificar sobre el tema. Incluso los doctos en la materia disienten en la teoría y probablemente llegan a dejarse influenciar por sus propias experiencias personales.

Los estudios del doctor Gregorio Marañón sobre la virilidad de don Juan Tenorio difieren del cliché de hombre interesante y viril expuesto por Ortega y Gasset. Marañón llega a definir al Tenorio como un adicto a la seducción femenina que trata de humillar a la mujer para autoafirmar su ego. Contrapone el binomio mujer- objeto como ideal de Don Juan al de mujer- hembra de Giacomo Girolamo Casanova. Don Juan es un seductor depredador y Casanova seductor erótico. El análisis que hizo el doctor Marañón de la personalidad de Tenorio produjo en su tiempo airadas respuestas como la de su compañero de trabajo, el laureado doctor Gonzalo Rodríguez Lafora, que admiraba a Don Juan como híper-viril y por lo tanto ejemplo de hombre interesante. 

El viejo milenario recordó que el científico ruso Dmitri Mendeléyev, afirmaba que el amor es el producto de la emulsión química de varios elementos y hoy en día se conoce la influencia determinante de la oxitocina, la vasopresina y, por supuesto, de la dopamina, de la feniletilamina y de la serotonina. Y Mendeléyev fue muy feliz en su matrimonio con Anna Ivanovna aunque esta fuese 26 años más joven que él. 

Afortunadamente hoy podemos aseverar que la existencia de “hombres interesantes” y, por supuesto, de “mujeres interesantes” son conceptos superados por la sociedad ya que la atracción corporal es un impulso más en la búsqueda de la pareja ideal. Cualquiera puede ser amado sin otro condicionamiento que la voluntad y la aceptación de compartir la búsqueda de la felicidad. (Maravillas de la química y, como no, de las sorpresas).

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