Opinión

Manipuladores peligrosos

Los rojos quieren adoctrinar a nuestros hijos! ¡Los comunistas, aliados con los socialistas, pretenden sovietizar el sistema educativo para pervertir a la infancia española! ¡El futuro de la patria está en peligro! En esa dinámica de tensión solo falta el llamamiento al Ejército para que se alce contra los enemigos de España. La presión ejercida por la ultraderecha para controlar la educación arrastra al PP y a Ciudadanos a una cruzada contra un peligro inexistente. No dudan en mentir, manipular la información, trasmitir mensajes alarmantes con el único fin de desacreditar una educación pública de calidad mientras se potencia una enseñanza privada que en muchos casos está controlada ideológicamente, acientífica, alienante y profundamente reaccionaria. Es tal el nivel de mentiras que llegan a ocultar que los actuales currículos fueron diseñados durante el gobierno de Mariano Rajoy, siendo ministro de Educación el ínclito José Ignacio Wert. ¿Era, tal vez, un agente doble al servicio del castrismo?, ¿desconocen que la LOMCE es la ley que sigue en vigor y que fue aprobada exclusivamente con los votos afirmativos del PP y la abstención de Foro Asturias y UPN?

La cruda realidad es que en su intento de mantener un machismo dominante, una sociedad clasista, un xenofobia supremacista, una hipócrita homofobia, un negacionismo suicida, la necesidad de odiar al otro, una confrontación territorial… los ultraderechistas no dudan en falsificar pruebas, desacreditar a los maestros y profesores de la enseñanza pública, en engañar a los padres y en desarrollar una campaña de chantajes y descalificaciones que enturbian el clima de convivencia en los centros educativos. 

“Los hijos son míos y no del Estado y lucharé para que este Gobierno radical y sectario no imponga a los padres cómo tenemos que educar a nuestros niños…” Este mensaje alucinante es un tuit del líder de la oposición, el sr. Pablo Casado. ¿Dónde está la normativa que obliga a los padres a someterse al Estado en la educación de sus hijos? ¿Cuándo aprobó el Gobierno tal ley? ¿Sabe el líder de la oposición lo que son las actividades complementarias y que estas forman parte del currículo? ¿Desconoce, acaso, que las actividades extraescolares tienen carácter voluntario? Pretende (sería profundamente irresponsable) negar información sobre sexualidad; sobre las consecuencias del cambio climático; acaso pretende que sus hijos ignoren el feminismo, los movimientos migratorios y su vinculación con la guerra, el hambre, la enfermedad y la miseria. Lo más peligroso de esta postura está en negarse a que sus hijos asuman responsablemente los valores de solidaridad, de tolerancia, de igualdad, de justicia social, de defensa de los derechos humanos, de condenar todo atisbo de “bullying” y de convivir con otros niños compartiendo espacios, juegos, actividades deportivas, trabajos en grupos en definitiva conocer el mundo en el que desarrollarán su vida de adultos. 

La escuela instruye, sociabiliza, trasmite valores, colabora con los padres en la formación integral de los educandos. Lo debe de hacer en un clima de tolerancia y en una dinámica de respeto donde la deontología de los docentes se dé por supuesta y siendo todos conscientes de que su cualificación profesional garantiza el desarrollo armónico de los alumnos. Una instrucción sin valores supone el fomentar seres humanos sin ética ni empatía, muchos de ellos podían poner en el futuro su formación al servicio del mal a cambio de poder y dinero. 

Se hace cada vez más necesario un gran pacto por la educación donde todos los sectores implicados, Gobierno, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de progenitores y administración local, lleguen al acuerdo de potenciar una educación pública de calidad, universal, laica y gratuita. 

El antídoto contra el Pin Parental de Vox lo da una frase de William Godwing (político y escritor británico): “El verdadero objeto de la educación, como de cualquier otra disciplina moral, es engendrar la felicidad”.

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