Opinión

¡Todo es posible!

Alarma!, un estornudo. Todos los clientes del establecimiento comercial quedaron petrificados. Luego, como impulsados por un resorte, huyeron despavoridos. El joven, que había estornudado, no salía de su asombro; había trasnochado con otros compañeros de oficina, porque estuvieron celebrando el aniversario del jefe de servicio, aquella noche había helado y a él lo había cogido el frío, como consecuencia estaba ligeramente constipado. Cuando se disponía a salir del comercio, después de haber intentado inútilmente localizar algún trabajador que le atendiese, un ejército de fornidos policías se abalanzaron sobre él inmovilizándolo, y elevándolo sobre sus piernas lo introdujeron en un furgón de seguridad, todo ello sucedió en contados segundos. 

Como hacía todos los días lectivos, el profesor estaba impartiendo docencia. Había preparado una lección sobre la importancia del cambio climático y su repercusión sobre el futuro de la vida en el planeta Tierra. Los alumnos atendían a las explicaciones con un sorprendente interés. De pronto uno de ellos dio un grito y exclamó: “¡El maestro tiene un grano en la frente y ayer no lo tenía!” Precipitadamente abandonaron el aula dando gritos de auxilio. El docente recordó que la tarde del día anterior había sido picado por un mosquito cuando estaba tomando el sol en la terraza de su casa. Cuando se disponía a salir, el director, acompañado de una patrulla de las fuerzas de orden, le conminó a detenerse y sin explicación alguna lo encajonaron después de esposarlo y abandonaron el edificio precipitadamente.

Miles de ciudadanos había sido eliminados ante la sospecha de ser portadores del letal Covid-19; las órdenes fueron tajantes, no habría compasión y todos serían sometidos a la desinfección total. Las superestructuras del poder estaban preocupadas; alguien había cometido errores. El plan diabólicamente elaborado había sobrepasado los objetivos; las víctimas no eran seleccionadas en función de la clase social, ni la etnia, ni el sexo, la ideología, ni tan siquiera por la edad; todos estaban expuestos a sufrir la enfermedad. En el año 2012 se había creado el MERS y no hubo problemas para su control. En el año 2002 se inició uno de los proyectos de coronavirus más letal, el SARS, y pese a su elevada mortalidad hoy está óptimamente controlado. Más antiguo que los anteriores es el ébola, fue en el año 1976 donde se inició su mortal carrera de exterminio. ¿Qué falla con el Covid-19?

Tráfico aéreo interrumpido. Las fronteras selladas. El ejército en las calles. Toque de queda a las 10 de la noche. Los espectáculos de masas prohibidos (incluso el deporte nacional). Todas las medidas que se apliquen cuentan con el respaldo del Politburó y por lo tanto del partido. 

En una elegante mansión, cuatro magnates del mundo de las finanzas sonreían mientras tomaban un whisky Macallan (valorada la botella en 1,5 millones de libras esterlinas). Estaban disfrutando de la gran guerra tecnológica que se había desarrollado en el mundo con la victoria incuestionable del modelo americano; China dejaba de ser un enemigo difícil. La UE nunca había supuesto un peligro para los intereses del imperio y ahora mucho menos. Los efectos colaterales estaban amortizados, la carne humana estaba a buen precio en el mercado y hay mucha. Lo importante es que la fusión nuclear está a nuestro alcance, aseveró el más joven de contertulios; el fichaje de Steve Cowley nos da el control de la energía infinita. Y brindaron con una botella de champán Taste of Diamonds (valorada en 1.777.000 euros). 

Todo es ficción, pero posible. 

Te puede interesar