Opinión

No soportaba el ruido

Existió un hombre nacido a orillas del Mar del Norte que profesaba un pésimo concepto del ser humano. Tanto era así que a su perrito faldero, para corregirlo, le gritaba airado "¡humano!" Este hombre -A. Schopenhauer- no soportaba ni toleraba el ruido, así como la cháchara vana de sus vecinos.

En consecuencia, su filosofía es profundamente pesimista. Ahora bien, según Papini, este pesimismo era necesario como medicina, a fin de curar el tradicional delirio de gradenza de los metafísicos alemanes. "Alemania -sentencia Papini- desilusionada, escéptica, melancólica, gruñona, fatigada, tiene necesidad de una filosofía senil, triste, resignada, prudente".

Como queda dicho, Schopenhauer era incapaz de aguantar las agresiones acústicas. En cierta ocasión, una vecina suya entabló cháchara con otro mujer en el rellano de acceso al piso del filósofo, éste salió furioso y arrojó por las escaleras a la más vieja de ellas. Fue condenado por la justicia y obligado a pagar de por vida una cantidad trimestral a la agredida. La mujer tardó veinte años en morir. Fue ahora cuando Schopenhauer anotó en su diario: "La vieja muere, la carga termina".

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