Opinión

Cartas Galicia - Madrid | "Estado del Malestar" y "El Golpe"

Itxu Díaz // Estado de Malestar

Querido compadre Quero:

Está lloviendo en esta costa gallega y he tenido que guardar otra vez toda la ropa de verano. Eso quiere decir que estoy de mal humor. Mide tus palabras. En este momento soy como el cínico que describía H. L. Mencken como “un tipo que cuando huele flores, busca el ataúd”. Aunque ya no necesito ni oler flores. Me basta con toparme con cualquier ministro en televisión. Cierro los ojos y veo a todas horas al Consejo de Ministros llevando en alto el ataúd de España, bailando y riendo, ataviados como los africanos portadores de féretros que hicieron fortuna en WhatsApp.

Pocas veces se ha visto a un Gobierno caminar tan alegremente hacia la ruina de una nación sin preocuparles lo más mínimo la sangría que están causando en las economías familiares, en las empresas, sin mencionar el exterminio de los autónomos, que solo falta que les arranquen las pestañas de una en una. El Gobierno es puro aspaviento seguido de ineficacia. Me recuerda a ti cuando sales de casa para ir al gimnasio, puños cerrados, el ceño fruncido, determinación en la mirada, Adidas hasta en los calzoncillos, cinta blanca para el sudor en la frente, y Rexona en la mariconera, y terminas en Lucio rebañando hasta el último plato con pan del rico, que al final la única flexión que haces en todo el día es para recoger la servilleta del suelo.

Una de las mil soluciones erradas que Sánchez ha encontrado para salir del atolladero es incrementar el control del Gobierno sobre precios y mercancías. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! Acudo una vez más a O’Rourke, que lo explicó mejor que nadie hace ya años: “Cuando las compras y ventas están controladas por la legislación, lo primero que se compra y se vende son los legisladores”. Ahí lo dejo.

Por lo demás, si has escuchado como un chapoteo sobre un charco no es lluvia, es que ha hablado María Jesús Montero. Con la clarividencia que caracteriza sus discursos ha dicho que bajar impuestos es debilitar el Estado del Bienestar. La cantinela socialista empieza a sonar ya tan viejuna como la foto de tu Primera Comunión. Con Sánchez no hay Estado del Bienestar, sino Estado del Malestar, y ojalá una buena bajada de impuestos para debilitarlo y, si es posible, amordazarlo durante unos cuantos años. El Gobierno es un mal necesario, pero no nos perdamos en lo importante: es un mal.

Además, los españoles ya no aspiramos a ningún bienestar que pueda garantizarnos el Estado. Nuestra única aspiración es que nos dejen en paz. Que dejen de saquearnos. Que saquen las manos de nuestros bolsillos, de nuestras empresas, y de nuestros depósitos de gasolina. Que se lo están llevando crudo para regar a gusto sus redes clientelares. Que con cada factura de la luz, con cada impuesto verde, y con cada sablazo en la gasolinera, hay un flujo de langostinos canalizados generosamente por Sánchez, que nunca ha sido especialmente pudoroso en la redistribución del ácido úrico entre los suyos. ¡Qué paellas, compadre, qué paellas harías tú en el ministerio de Yolanda Díaz con esos pedidos masivos de langostinos!

Aprovecho para contarte que el otro día, cuando vi el antológico bofetón de Will Smith, recordé un viejo sketch que hicimos no sé cuándo. Supongo que no lo recuerdas porque te quedaste lelo durante unos segundos, o eso dijiste, que nadie notó la diferencia. Me muero de ganas de repetirlo, pero con esta historia de los Oscar como argumento. Estoy deseando verte para empezar los ensayos. Había sido tan, tan gracioso. No sé, liberador, diferente, desestresante. Puro arte. Por no aprenderme de nuevo el papel, me pido ser Will Smith. ¡Que la ocasión la pintan calva!


Javier Quero // El Golpe

Querido compadre Itxu:

No doy crédito a lo que me dices en tu carta. Estoy en shock. Me es imposible asumirlo. Lo que me cuentas es una anomalía en toda regla. Que llueva en la costa gallega es un hecho insólito inexplicable incluso para el mismísimo Iker Jiménez. ¿Casualidad? ¿Serendipia? No lo creo.

Intento reponerme del golpe temiendo que el sopapo de Will Smith en los Oscar solo es un guantazo más en la ya conocida como semana del golpe. En España siempre fuimos muy de cruzarnos la cara para resolver asuntos de honor. Me viene a la memoria el puñetazo de Camilo José Cela en la mandíbula del periodista Jesús Mariñas por algún chisme propagado sobre la mujer del escritor. Parecido motivo tuvo la vedette Norma Duval para arrearle un zapatazo en la testa a Jimmy Giménez Arnau en una emisión radiofónica en directo. Más antiguo y chusco es el cachete de mano blanda con el que Ruiz Mateos apenas logró descolocar las gafas a Miguel Boyer acusándolo de expropiarle la honra que nunca tuvo.

Últimamente, se nos agolpan los golpes, como el de la inflación inflada de golpe. O el golpazo a los bolsillos por la subida de la luz, el gas y el combustible. Ante el lamento del pueblo magullado por la golpiza de la crisis, el Gobierno precisaba un golpe de efecto. Y lo ha dado. ¿Te imaginas cómo, querido Itxu? Efectivamente. A golpe de subvención. Por cada litro de gasolina que eches, el Estado te subvenciona 20 céntimos que previamente te ha cobrado en impuestos. Sé lo que piensas: si la mitad del precio del combustible son impuestos, ¿no sería mejor bajarlos y ahorrarnos trámites? ¡Pero Itxu! ¿Te has dado un golpe? ¿Un Gobierno bajando impuestos? ¡Borra de tu cabeza esos pensamientos neoliberales, perniciosos y golpistas! El pensamiento de Sánchez es mucho más creativo. Verás. Con el litro de gasolina a dos euros, el Estado ingresa un euro vía impuestos. Entonces te subvencionan 20 céntimos. En realidad, son 15 porque el resto lo ponen las petroleras. Y ahora atento, que si pestañeas te pierdes el truco. El litro estaba a 1,40 hace un año, de los que 0,70 eran impuestos. La diferencia entre entre los 0,70 de entonces y el euro de ahora: 30 céntimos para el Estado. Subvenciono 15. Gano 15. Nada por aquí, nada por allá… ¿Dónde está la bolita, dónde está la bolita?

El nuevo guión de Moncloa Producciones es digno émulo del de aquella mítica película titulada El golpe. Recordarás que Paul Newman y Robert Redford encarnaban a dos timadores que perpetraban una gran estafa con estilo y simpatía, sin que las víctimas percibieran la trampa, incluso agradecidos. Bien, pues este golpe es como aquel pero, en vez de Paul Newman, con Pedro Sánchez que es mucho más guapo.

Prepárate, querido Itxu, para encajar los golpes venideros, que en cuestión de poco tiempo el bofetón de Will Smith nos parecerá una caricia almibarada.

Algunos políticos viven sin dar golpe y otros andan entre sí a golpes. A veces, incluso, contra políticos de partidos distintos al suyo. Bien, pues te cuento la ocurrencia de una conocida marca de pipas de girasol vista en Madrid esta semana. Sobre la fachada del edificio contiguo al Congreso han desplegado una lona de proporciones descomunales en la que muestran una pipa gigante con el siguiente texto dirigido a sus señorías: “¿Y si os relajáis un poquito y solucionáis los problemas entre todos? Las pipas son ricas en magnesio y contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso. Para que dejéis de lado vuestros intereses partidistas y trabajéis juntos para sacar esto adelante. Grefusa, la pipa de la paz“. Este anuncio sí que es un buen golpe.

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