Opinión

La música clásica explicada a los heavys

Están los melenudos preocupadísimos con el asunto de la música antigua. No es para menos. Con tanto concierto de música clásica, les han llegado noticias de que hay un sujeto suelto por la ciudad tocando la flauta, que es un instrumento insulso que no lleva distorsión ni nada. Aunque tiene forma alargada, el tipo la utiliza para soplar, ni siquiera para golpear cosas, ni hacer ruido, ni nada realmente duro y varonil. Que me dice mi colega El Chutes que la cosa está muy mala, y que a los de la flauta solo les falta ponerse a tocar el arpa; ignora que ya ha habido un concierto de arpa estos días. Y la verdad es que no estuvo mal. Desde la versión politono del "Smoke on the water" de los Purple que blandía en el móvil una ex novia, no he visto nada más estremecedor. 

La inquietud de los heavys se ha disparado al saber que han arribado a la ciudad instrumentos tan hostiles como el clarinete, el violín, la pandereta, siempre provocadora, y hasta el xilófono, el trasto más cursi de la historia. Ante la llegada del xilófono, que irrita especialmente a los fans de Pantera, la policía ha tenido que acordonar la zona, sin evitar que un grupo con camisetas de Iron Maiden pudieran hincarle el diente al instrumento antes de entrar en el furgón policial, arrancándole varias láminas. Los mordiscos de los heavys, salvajes pero armónicos, propiciaron en el xilófono las primeras notas de la “El arte de la fuga” de Bach. El destino cruel.

LA MÚSICA CLÁSICA

Este ancestral estilo nació en los 70 cuando Paul Stanley, de KISS, se encontraba en el estudio ingeniando “Detroit Rock City”. En el candor creativo, el artista hubo de amarrarse a un remanso de la tarde y respirar. Así, en un descanso para echar un cigarrito, Stanley tomó un teclado y se puso a matar el tiempo componiendo en un cuarto de hora “Las Cuatro Estaciones”, la “Misa de Réquiem”, y el “Pájaro de Fuego”. Obras menores en la carrera de Stanley, que posteriormente se adjudicaron de un modo bastante indecente Vivaldi, Verdi, y Stravinsky, poco antes de fichar por el Deportivo de La Coruña, dando origen a la edad de oro de la música clásica. Stanley siempre se ha desvinculado de este asunto. 

INSTRUMENTACIÓN

De un modo que mis amigos fans de Metallica puedan entenderlo, diría que los instrumentos de música clásica pueden dividirse en dos grupos: los que no se escuchan y los que se escuchan demasiado. Los primeros incluyen cosas como el oboe o el violonchelo, mientras que los segundos engloban clarinetes, flautas y flautines, y naturalmente el xilófono, que empleado con precisión es capaz de hacer vibrar los huevos de una pulga macho a más de un kilómetro de distancia.

TRIÁNGULO

En cuanto al triángulo, los estudiosos no nos ponemos de acuerdo: mi tesis es que si el triángulo es un instrumento musical, yo soy Cristiano Ronaldo. De modo que, muy probablemente, el triángulo sea un instrumento musical . Absurdo, sí, pero instrumento al fin. De todos modos, los heavys no podéis reconocerlo como tal porque no hay ninguna posibilidad de tocar “Dirty Deeds Done Dirt Cheap” con un triángulo, salvo que metas un disco de AC/DC en tu equiopo de música y emplees el triángulo para golpear el “play”.

DISTORSIÓN

En la música clásica la distorsión es conceptual. Así que si tú necesitas distorsión para disfrutar realmente de cualquier música, lo mejor es que intentes reproducir un vinilo de Wagner a todo volumen, pero después de prestárselo un par de horas a tu gato para que juegue. Si el gato tienen las uñas lo bastante afiladas, sonará como Scorpions en un mp3 de los chinos. 

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