En la guerra que se inició a finales del 2019 cuya arma utilizada fue el covid-19 (coronavirus), el frente fue muy bien cubierto, y durante bastante tiempo sin la protección y medios adecuados. por los médicos, enfermeras, auxiliares, camilleros, limpieza, farmacéuticos, transportistas, personal de supermercados y tiendas de alimentación, las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas, gracias a las cuales se salvaron muchas vidas y el número de fallecidos no fue más alto. Ahora nos encontramos en lo que llaman la “nueva normalidad”, y los que tenemos que ganar la batalla somos los supervivientes de la primera y fuerte oleada. Estamos viviendo que por descuido están surgiendo rebrotes que pueden hacer que tengamos una segunda oleada del covid-19 dentro de poco; nosotros los hombres y mujeres que estamos viviendo en ciudades, grandes, medianas y pequeñas, o en aldeas somos ahora los que tenemos que luchar con la defensa nuestra y de los que vienen en nuestro entorno o los encontramos: paseando, en una cafetería, en un restaurante, en cualquier comercio, en un evento, en una celebración religiosa… cumpliendo con lo que permita que el virus no se propague. Hay que llevar mascarilla. Que cubra nariz y boca al salir de casa, y sólo sacarla cuando sea imprescindible, lavarnos las manos y entremos a cualquier lugar que entremos o salgamos utilicemos el gel hidroalcohólico, y lo que es muy importante guardando siempre la distancia de seguridad. Nos jugamos nuestro futuro vital tanto en salud como en lo económico. Por negligencia vemos surgir brotes en diferentes puntos, añadiendo además que el 40 % no tiene ningún vínculo conocido con otro contagio.
No soy alarmista, si todos cumplimos las normas irán desapareciendo los rebrotes, y no tendremos, como anuncian, una nueva invasión del virus en los meses otoñales. No debemos entrar en el juego de denunciar a los que no cumplen correctamente con lo que precisa esta guerra para desactivar el covid-19, se tienen que encargar las autoridades competentes, dirigidas por los gobiernos de todos los países. Siendo ellos también los responsables de que entren por cualquier medio personas infectadas por las fronteras.
