Opinión

Desperta do teu sono (Despierta de tu sueño)

Una estrofa del himno gallego que es una realidad. Galicia, desde el siglo XVIII, ha sido constantemente desatendida por todos los gobiernos y regímenes que tuvo España, y en muchas ocasiones con gallegos en los gobiernos. La emigración que inunda el alma gallega se intensificó, mientras el dinero se iba para Cataluña, País Vasco, etc. Emigración que se extendió por todo el mundo, y en España muy fuerte para Cataluña, País Vasco y Madrid. Aquí quedaron las bravas mujeres gallegas al frente de todo, especialmente en las aldeas, cuidando de los hijos, del campo y del ganado. Los emigrantes, con vidas austeras, pero sin dejar pasar ninguna oportunidad para crear negocios, enviaban el dinero a nuestras cajas de ahorros; dinero que permitió crear en el siglo XX empresas, industrias, movilizando la construcción, y por supuesto los campos que tuvieron que abandonar. Así, en los años sesenta del siglo XX encontramos astilleros entre los mejores del mundo, la flota pesquera que solo tenía por delante a la URSS y Japón, generando industria derivada y de conservas, exportación de pescado, carne vacuna de las mejores del mundo y leche gracias a los prados que existían en nuestra tierra. Junto a las cajas, que invertían como era su deber, teníamos bancos como el Pastor, la energía eléctrica era gallega, se inició el reconocimiento de nuestros vinos, en especial de los blancos, de los productos del mar y del campo que iniciaban el camino hacia la riqueza del pueblo. 

Con la crisis de los 70 y la entrada en la Unión Europea, todo empezó a desmoronarse, nuestros campos casi se abandonaron, la UE controló la leche y otros productos, se vendió la energía eléctrica, los astilleros prácticamente sin trabajo, la flota pesquera ya no compite con los primeros, las cooperativas lecheras lo pasaron y pasan mal, nos quedamos sin bancos y las cajas de ahorros desaparecieron y con ellas lo que dedicaban a inversión positiva. Los Presupuestos Generales del Estado no nos tuvieron ni nos tienen en cuenta, y lo presupuestado en su gran parte no se ejecutó. Ha llegado el momento en que todos, y los políticos gallegos por encima de ideologías y órdenes de partido, arrimemos el hombro recordando la estrofa: “Os tempos son chegados/ dos bardos das idades/ que as vosas vaguedades/ cumprido fin terán”.

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