En estos días en los que se celebran tres patronas, Santa Bárbara (Artillería), Virgen de Loreto (Aviación) y la Purísima, como llaman desde hace siglos a su patrona los de Infantería, es bueno recordar lo que están haciendo las Fuerzas Armadas (FFAA) y preguntarse la razón por la que tanto partidos políticos y ciudadanos los ven con cierta aprensión, cuando su comportamiento es ejemplar conforme a la Constitución del 78, y están realizando una tarea importante en la pacificación de muchos conflictos fuera de nuestras fronteras, y ayudando a los más desprotegidos en muchos lugares de nuestro planeta.
Concretamente, llevan a cabo 18 misiones en el exterior con 2.900 militares y guardias civiles desplegados en cuatro continentes, de acuerdo a lo publicado en la web del Ministerio de Defensa.
Las principales misiones reconocidas y aprobadas en Consejo de Ministros son con la Unión Europea: Bosnia y Herzegovina; Mali, como Fuerza de Protección y Adiestramiento; República Centroafricana; Ejército del Aire en Senegal y Gabón; en la lucha contra el terrorismo en el Sahel y África Central; lucha contra la piratería que la Unión Europea lleva a cabo en el Océano Índico noroccidental y en el Cuerno de África; adiestramiento de las Fuerzas de Seguridad Somalíes; lucha contra las mafias de tráfico de migrantes procedentes de Libia. Con la OTAN: Afganistán, Iraq, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Turquía, en diferentes zonas en las que actúa la organización. Con la ONU: Líbano, Colombia en acuerdo de paz.
Destacar que nuestras FFAA están consideradas entre las mejores del mundo (aun sin el armamento adecuado para cada misión), y una ocupa el primer lugar delante de los que la ostentaban los Marines de EEUU.
Desde la instauración de la democracia, e incluso durante la transición, siempre cumplieron conforme las órdenes emanadas del Gobierno, aunque no hay regla sin excepción, que fue cortada radicalmente. No me refiero al 23-F, del que se ha escrito mucho, solo decir que repasemos el gobierno que el general Armada presentó al teniente coronel Tejero. Es aquí en donde se minusvaloran. Para la mayoría de los partidos políticos y ciudadanía pasan desapercibidos, y una minoría solo le adjudica intenciones no constitucionales.
