En 2014, la Inteligencia Artificial (IA) invirtió y vendió 567 millones de euros en medicina, cantidad no despreciable comparado con otras áreas. Lo más interesante es que, según las previsiones de algunas consultoras, entre las que se encuentra Frost and Sullivan, especializada en implantación de nuevas tecnologías, serán 5.900 millones de euros para el año 2021. Para ello, tendrá que mejorar bastante el seguimiento en tiempo real de las patologías, automatizar ciertos procesos, la atención al paciente, mejorar los prediagnósticos médicos; de este modo conseguirá una ayuda transversal y eficiente para los médicos. Un ejemplo lo tenemos en los estudios de Jessica Ribeiro (Florida University) que muestran cómo la IA puede predecir la depresión y otros trastornos psicológicos, puede diagnosticar casos con un 80% a 90% de precisión, lo que permitiría anticiparse ante posibles suicidios.
La IA revolucionará la medicina en los hospitales y en las consultas, tanto con las grandes computadoras, los robots y pequeñas tablets que son el inicio del futuro de la práctica clínica. En esa línea está el supercomputador Watson, que es capaz de diagnosticar el cáncer con una precisión del 83% y además puede indicar los tratamientos adecuados al médico. Entre otras de sus “habilidades” está la de realizar un seguimiento, incluso genético, sugerir nuevos medicamentos y comprobar la compatibilidad con los que está tomando.
La Plataforma de Inteligencia Remota para Pacientes Sentrian (Sentrian Remote Patient Intelligence Platform) intenta prever cuándo nos pondremos enfermos para poder tratar al enfermo y evitar su ingreso en el hospital, utiliza biosensores para que la “machine learning” (IA) proporcione datos elaborados para su análisis, con lo que se evita la visita al hospital, reduciendo las asistencias a los centros hospitalarios.
Mejores diagnósticos y tratamientos más efectivos alargarán nuestras vidas. Tienen capacidad para entender las opiniones. Incluso se podrían mezclar datos biométricos y predicción para diagnosticar a distancia. La IA permitirá que vivamos más tiempo y, según Accenture, aplicada a la medicina podría ahorrar dinero, que se podría destinar a mejorar la sanidad y la investigación
