Opinión

¿Libertad, igualdad o astucia?

Vivimos unos momentos, al margen de los dolorosos e incluso temibles de SARS-covid, que en la larga y muchas veces azarosa vida de los que vivimos en estos momentos, que ni nos planteamos la pregunta de este artículo. Son muchos los que han pasado la posguerra, con todos sus conflictos de maquis, bandoleros y fusilamientos, hambre y muertes por falta de antibióticos para combatir la tuberculosis y otras materias necesarias y con unos profesores que sin nada supieron formar a los niños y adolescentes, supieron vivir mirando y luchando para poder salir del atolladero en que se encontraban. Vinieron mejores tiempos y la clase media surgió y el proletariado pudo subir escalones y no diferenciarse mucho de la burguesía. Las mujeres, que ya en los años treinta empezaron a estudiar, subieron, no voy a decir a la misma igualdad, pero en muchas casas, y doy fe de ello, no hubo diferencias entre mujeres y hombres. Por ello tuvimos mujeres con estudios, en el bachillerato de 1950 un 40% ya eran mujeres, lo mismo que en las universidadades de 1960, incluidas las ciencias, quizás las ingenierías tardaron un poco más. La inclusión en lo que recuerdo salió de las propias casas y de que las mujeres tenían el mismo derecho que el hombre. Se tardó más en que pudieran hacer otras cosas. Hoy afortunadamente son poquísimas las tareas y estudios a los que la mujer no tenga acceso en Occidente. Por ello, por la Libertad y la Igualdad, reclamó la atención y la lucha aquí en Occidente y en Asia y África para que las mujeres obtengan la igualdad, lo demás son astucias para no pronunciarse.

Terremoto político y caos en la economía, con una pandemia que para superarla se necesita máxima atención a la sanidad, con leyes que han sido positivas, con unas vacunas que esperemos que lleguen a tiempo, pero no podemos negar ya que ha coartado las libertades, no se puede salir de los llamados perimetrales, y con decisiones político-sanitarias que no hacen que todos seamos iguales. Astutamente nos venden que todo ello es por nuestro bien, ¿somos diferente los gallegos de los catalanes, extremeños…? Apliquemos lo dicho por José Luis Sampedro: “El pueblo vota, sí, pero vota sin libertad de pensamiento e influido por los medios de persuasión, que no son medios de comunicación".

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