Opinión

Manipulan nuestro cerebro

Desde hace milenios se ha tratado de poder influir en otra persona, o incluso dominarla, y se ha conseguido por métodos bruscos, drogas, secuestros de seres queridos… A mediados del siglo pasado se hicieron pruebas introduciendo un nombre de una bebida en unos fotogramas que el espectador no detectaba; dio sus frutos, y en el descanso la mayoría pedía en el bar esa bebida. Se nos dijo que ese sistema se eliminaría, porque podría ser utilizado para otros controles en contra de la libertad individual. Nunca más se habló del tema, aunque se sigue trabajando y hay escáneres que pueden leer nuestro pensamiento.

Lo último es el paso que se está dando, nada sorprendente en la época de avances científicos en la que vivimos, a la invasión del cerebro. La biogenética (ingeniería genética) conjuntamente con la inteligencia artificial (IA) nos depara con décadas de antelación algunas de las cosas que se preveían. Tenemos los drones que se mueven con el cerebro y lo último es introducirse en el cerebro de otro. De momento se está “consiguiendo” a través de los medios de comunicación, pero se trabaja duramente en dos frentes: uno, la telepatía, con lo que podría un cerebro “controlar al personas”; el otro es “hackear” el cerebro del mismo modo que se hace con los aparatos electrónicos, computadores, tablets y smartphones, para de ese modo controlarnos y que hagamos lo que quiere la “élite” que tiene esa capacidad. Nos dejan sin libertad, pasamos a ser esclavos y haremos lo que desean, incluso influirán en el voto. No es algo que no sea conocido. De modo profundo y bastante político lo describe Yuval Noah en su libro “Sapiens. De animales a dioses”. Volvemos al “ritornelo” del cambio de ética, ¿o la ética ya cambió a inicios de los 70 del siglo pasado?

Del mismo modo que para los hackers de aparatos electrónicos existe un antivirus, en el tema que estamos tratando se podría hablar que biogenéticamente y con IA habría que construir un antivirus que eliminase la “invasión” cerebral, sabiendo que como en la lucha contra los virus digitales hay que estar siempre atentos, pues ellos van muchas veces por delante. Claro que para ello habría que construir una “contraélite” con los problemas de “luchas” que posiblemente acarrearía.

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