Hemos celebrado el nacimiento de Jesús. Ya sé que muchos dirán que no fue el 25 de diciembre, lo que es cierto, como he escrito en otras ocasiones. La Iglesia lo eligió por muchas razones: el “nacimiento del Sol” (los días empiezan a crecer, los romanos celebraban las saturnales…). El hecho es que desde hace milenios se celebra en esa fecha en prácticamente todo el mundo; los ortodoxos lo hacen el 6 de enero.
Revolucionó la vida de su época, por lo que fue perseguido, vilipendiado y acusado de actos y afirmaciones que nunca pronunció, lo que le condujo a la muerte. Desde los años en que se escribió la “Enciclopedia”, se ha tratado de negar su existencia real, y aún hoy día se hace. Para esas personas recomiendo que lean a los escritores Romanos “paganos” donde se comprueba su existencia. ¿Por qué esa inquina hacia un hombre cuyo mensaje sigue actual? ¿No fue el primero en reclamar el derecho de la mujer, la igualdad entre todos, la solidaridad , la libertad, y tantas cosas que hoy aún reclamamos? ¿Quizás por eso los romanos persiguieron a sus seguidores? Lo cierto es que su nacimiento y toda su vida han hecho posible que seamos una población consciente de que el ser humano es básico en la Tierra, a pesar de todos los males que muchos de sus seguidores han hecho y continúan haciendo.
La vida y la historia no pueden entenderse sin él, sus seguidores fueron los que en la Edad Media conservaron los escritos y la sabiduría de civilizaciones antiguas. Unas veces por exceso de celo y otras por creencia abrieron caminos que nadie pensaba que fuese posible. Sus palabras llegaron a todos los confines del de la Tierra, bien es cierto que en más ocasiones de las deseadas lo hicieron muy mal. Aquí nos queda el Camino de Santiago con todas sus variantes de entrada y “riquezas” de todo tipo, lo esencial es que creyentes y no creyentes aseguran que deja una “huella profunda” en los que lo han recorrido. Esos caminos están impregnados del mensaje que durante su vida dejó el niño de quien hoy celebramos su nacimiento. Su mensaje lo encontramos en cualquier parte del mundo, habitado por personas que lo cumplen lo mejor que saben y que, siendo humanos, cometen errores. Ningún mensaje ha hecho tanto por la humanidad, ni tampoco ha dejado tanta huella.
