Estamos atravesando momentos difíciles en todo el mundo. Se desconocen muchas cosas del SARS-CoV2. No conocemos todos los medios de transmisión y por la actuación de algunos ni tan siquiera les importa el número de muertos. Sólo en lo que llevamos de mes en España el número de muertos diarios no ha bajado de 300, es como si dos aviones normales se estrellasen cada día y sin ningún superviviente; si eso sucediese, seguro que todos estaríamos dolidos y preocupados. No es un problema que tengan que resolver las administraciones, ellas están haciendo, bien o mal, lo que piensan que es más conveniente; en esta fase el Gobierno central se ha apartado, las reuniones que mantiene con las CCAA no son positivas, ni tampoco lo es el reparto de vacunas acorde con la edad de la población de cada una.
Dicen que estamos doblegando la tercera ola y vemos que las medidas restrictivas de nuestras libertades se van aflojando lentamente. La economía hispana ha alcanzado endeudamientos que no se recuerdan desde la Guerra de Cuba, y las empresas se ven obligadas a cerrar por no poder pagar renta y proveedores. No nos dejemos engañar por los ERTE, quizás, ojalá me equivoque, muchos acabarán en el paro. Las CCAA cada una dicta unas medidas o las levanta sin que en la mayoría de los casos se conozcan las razones. El ciudadano las acepta, salvo excepciones, lo que indica que el efecto contagio es exponencial, y que lo que vale es tener sentido común, sólo así lograremos vencer esta pandemia a nivel mundial. Para ello pido que se pida un PCR del día anterior al viaje a cualquiera que venga de fuera. No vale con prohibir los vuelos de ciertos países, todos sabemos que hay trasbordos, entradas por carretera y ferrocarril, sin contar el descontrol, especialmente sanitario, de las migraciones.
Se está anunciando, ratificado por algunos epidemiólogos, que tendremos una cuarta ola después de Semana Santa. Estamos a tiempo de evitarla. Para ello, la ciudadanía debe practicar las tres normas que se utilizaron en otras pandemias: mascarilla, distancia de seguridad e higiene, especialmente de las manos. Las autoridades tienen que vigilar que se cumple, con recorridos frecuentes y si es posible a pie. Así venceremos.
