Los avances tecnológicos cambian nuestras vidas y la forma de comportarnos, y cogen por sorpresa a muchas personas que por edad, capacidad o comodidad no son capaces de seguirlos, nunca como ahora. Hay personas de edad avanzada que no quieren tener una tarjeta de crédito o débito porque no la saben manejar, otros que hablan por móviles los smartphones les superan. ¿Cómo adaptarse a las novedades?, muchos tienen que recurrir a sus hijos o nietos para que les ayuden: recargar el teléfono prepago, obtener dinero del banco o incluso acceder a ver la factura del teléfono entre muchos actos que muchos jubilados que no son capaces de hacer; más jóvenes, nacidos antes de los ochenta, sin problemas con lo anterior, les cuesta acceder a las compras por Internet, realizar la declaración de la renta virtualmente, las relaciones digitales con la Administración, y que para contactar o resolver problemas con algunas empresas se encuentran con un computador que les contesta e incluso les reconoce lo que dicen verbalmente a sus respuestas o preguntas.
Finalmente tenemos la generación actual, que prácticamente sin ninguna información sobre el producto es capaz de manejarlo sin ningún problema. Lo vemos con niños-jóvenes que lo hacen con la misma naturalidad con que cualquiera sube una escalera. Las nuevas tecnologías están cambiando la sociedad y se está adaptando a ella, y asistimos a compras donde el pago se hace pasando el smartphone por el terminal, realizar compras y operaciones bancarios con la huella dactilar, y desde hace más de una década el reconocimiento óptico de una persona, por citar sólo algunas.
Entre las últimas novedades no podía faltar el dron guiado por una tableta que transporta personas, y probablemente antes de final de año será un smartphone. Podremos ir por aeropuertos, estaciones de trenes o autobuses con una maleta que mediante una cámara y sensores computarizados nos seguirá sorteando obstáculos, de momento en superficies planas y sin sistema antirrobo. Finalmente, sin ser exhaustivo, tenemos un wearable para llevar en la muñeca como pulsera que "evitarían" las molestas náuseas del embarazo, advertir que aún no se conocen los resultados reales ni posibles contradicciones.
